Cuando Narcissa y Lucius le piden a Annie que ayude a Draco a encontrar el camino hacia el Señor Oscuro, ella tiene dos opciones: Lograrlo o fallar en el intento.
❝Quise tocar el fondo de tu alma a base de mentiras.
No supe que acabaría tan mal hast...
"Las consecuencias de nuestras acciones son siempre tan complicadas, tan diversas, que prededir el futuro resulta ser muy difícil." —Minerva McGonagall
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El frío comenzaba a notarse rápidamente en el ambiente tras la llegada del otoño, que había llegado tan rápido como el verano se había ido.
La noche en la que Annie y Draco tuvieron su primera conversación a solas los obligó a estar un rato de más despiertos en sus camas pensando en lo que pasaba por sus cuerpos al pensar en el otro y así intentar contestarse el por qué se sentían así.
Al día siguiente, fue Daphne la que despertó a Annie de un almohadazo, cual inmediatamente miró alrededor y se tocó la cabeza. Le dolía.
No había pasado muy buena noche anterior tras tanto misterio, y el hecho de haberse acostado y dormido tarde no ayudaba. Sin embargo, dejó de lado las risas de sus dos compañeras y fue a darse una ducha antes de marcharse a desayunar.
Todavía quedaba una hora para que empezaran las clases cuando Annie bajó a la sala común y vio a varios sentados en el sofá frente a la chimenea. Cuando divisó a Blaise, no dijo nada y siquiera se acercó, se giró sobre sus talones y se marchó hacia el salón común a desayunar.
Iba lo suficientemente distraída como para no darse cuenta de que Draco estaba ya desayunando en un rincón de la mesa y que se había sentado casi delante de él. Annie se sirvió un plato de avena con cereales y empezó a desayunar, mirando a un punto fijo.
Draco no hizo más que observarla, sin poder dejar de pensar lo tierna que se veía tan concentrada y perdida en sus propios pensamientos. No obstante, se acordó lo que se dijo a sí mismo anoche.
Tenía que alejarse de ella.
Lo que más le importaba a Draco en estos momentos era el cómo lidiar con su destino, y ahora que sabía sobre la historia de su familia y el triste final de la madre de Annie, no iba a dejar que ella se quedase en su vida y sufriese por él. No podía evitar convertirse en un mortífago, y tenía muy claro que si tuviera la oportunidad de evitarlo, dejaría entrar a Annie como lo llevaba haciendo inconscientemente desde que la vio por primera vez en el tren.
Sin embargo, ahora todo era distinto. Draco no tenía más opción que asumir que se iba a convertir en un mortífago y se negaba hacer sufrir a Annie.
El hecho de verla tan distraída y tan en su mundo le hacía sentir una paz mental que jamás pensaría que iba a sentir viendo a alguien. Nada más llegar todos los demás a la mesa fue cuando Annie se levantó hacia sus clases del día y él apartó la mirada, como si fuese un delincuente y no quisiera que lo pillaran haciendo algo que no debía.
Annie tenía varias clases por la mañana, que no les dio mucha importancia porque tenía sus pensamientos en otros lados. Asustada por bajar sus notas impecables, intentó prestar atención y poner más de su parte en las clases, pero tenía un lío tan grande en su cabeza que no podía dejar de pensar en cosas que no debía.
