18. Un duro castigo.

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"Como ya le dije, señor Potter, los niños malos deben de ser castigados." —Dolores Umbridge

" —Dolores Umbridge

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Narra Annie

Estar en los brazos de Draco en ese preciso momento, fue como si todo el mal que habitaba en la tierra se esfumara y la paz gobernase en mi cuerpo. Cerré mis ojos y aspiré su aroma, olía a menta y a esa loción parecida a un libro viejo, fuerte y varonil. Podía quedarme en su cuello durante toda la noche sin importar que estuviéramos de pie, pero tan pronto como nos alejamos y entrelazamos nuestras manos para caminar, tuvimos que ir a hurtadillas de los prefectos y profesores hasta llegar a la sala común de Slytherin.

La verdad es que no me importaba que me vieran con Draco de esa manera, de hecho, no me importaba que me vieran con Draco de ninguna manera, no me avergonzaba asumir que estaba sintiendo algo por él y que entre nosotros estaba surgiendo algo, pero respetaba –y compartía- el pensamiento del rubio sobre llevar eso lo más discreto posible por nuestra seguridad.

Draco no la está pasando bien, lo sé. Me acuerdo al pie de la letra de todas esas cartas que me ha mandado durante las vacaciones, si es que se podían llamar así para él. ¿Vacaciones o tortura, mejor dicho?

Mi cabeza albergaba miles de pensamientos y tras un beso intenso y con miles de sentimentos mezclados en el hueco de la escalera, nos despedimos hasta el día siguiente que nos volveríamos a ver.

Una sonrisa se hallaba en mis labios, que se borró de inmediato cuando abrí la puerta y me encontré con Pansy y Daphne charlando entre ellas del tema de los mortífagos. Ignoré la conversación y los comentarios absurdos que soltaban para así meterme en el baño con el pijama. Cuando toqué la cama con la intención de dormir, no tardé ni quince minutos en quedarme completamente dormida con el encuentro que habíamos tenido Draco y yo en aquel sitio que no conocía aún del castillo.

Pensando en él, estaba segura de que esa noche tendría dulces sueños.

(...)

"Hay que decírselo, Andrew. No puede estar toda la vida oculta a los actos del Señor Oscuro, tenemos que decirle lo que él hace... lo que hacemos. Por su propio bien."

Mi cuerpo se agita y despegando el tronco de la cama, siento mi corazón agitado. Dios mío. ¿Qué pesadilla había sido esa?

Mirando a mi alrededor, me doy cuenta de que Pansy y Daphne están todavía completamente dormidas, y por el sol asomando por las montañas, intuyo que son las seis y media de la mañana.

Mis pies tocan el suelo frío y me escurro hacia la alfombra verde con motas blancas del centro de la habitación. Cojo ropa limpia y en un chasquido, estoy saliendo por la puerta sacando mi cabello castaño que se ha quedado dentro de la túnica para así bajar hacia la sala común.

El silencio gobierna la situación, no hay nadie correteando por la sala común ni las escaleras, así que me acerco hacia las últimas brasas que el fuego verde sigue manteniendo y suspiro. Saco de mi bolso el libro de hechizos que había conseguido en mis vacaciones y que me ayudaría en la clase de la sala de los menesteres.

𝐋𝐎𝐒𝐓 | DRACO MALFOY | PRIMER LIBRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora