CAPITULO XXXI: C O M I E N Z O

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Faltaba una semana para salir de la escuela, el último mes había regresado a tomar clases presenciales, ya no necesitaba la silla de ruedas, los golpes y las heridas eran poco notorios, el dolor era mínimo, casi nada prácticamente. Había pasado semanas viendo todo en cuanto a mi estancia en Michigan, ya no iría a Los Ángeles porque al final no me habían querido aceptar la beca, ni tampoco estudiaría filosofía, había decidido de último momento inclinarme más a la literatura y las artes. Rentaría un apartamento cerca de la universidad junto con una chica llamada Keyla, la había conocido de otro grupo, iría a la misma universidad que yo, habíamos hecho el acuerdo y firmado el contrato para dividirnos los gastos, era agradable y parecía bastante tranquila, sabía que me sentiría a gusto estando con ella. No me preocupaba mucho por los gastos en general porque al final la universidad me había respetado la beca y había podido alcanzar un promedio que me había permitido conseguir el 90% pagando solo una mínima.

En cuanto a Hanna y Roxanne, la morena se iba a Francia a estudiar comercio y la pelirroja se quedaría en la ciudad para trabajar durante un año en la empresa de su padre y después iría a la universidad. Ambas habíamos estado bastante sentimentales por la separación, pero planeábamos hacernos visitas durante vacaciones siempre y cuando se pudiera, y obviamente no perderíamos el contacto mediante videollamadas y mensajes.

Charlie ya había empezado a mudarse a la casa, como el pent-house quedaría con varias cosas, había pensado en rentarlo amueblado y en cuestión de días lo había conseguido a un muy buen precio, y no era para menos, era muy bonito y lujosos.

Mi madre estaba algo triste y nerviosa por mí, pero le consolaba que al menos no se quedaría sola, me había prometido que cada que tuviera la oportunidad iría a visitarme y esperaba a que fuera seguido.

-No puedo creer que después de todo ya estés a nada de irte, voy a extrañarte mucho cariño- me abrazó soltando las lágrimas que estaba intentando mantener -Recuerdo cuando Clia se fue, me consolaba que al menos te tenía a ti pero ahora ambas estarán lejos de mis brazos-

-Tranquila mamá, nos veremos en vacaciones, además apenas estoy por irme y no has dejado de llorar en toda la semana- hice un puchero -El tiempo pasa rápido, cuando menos lo esperes ya habré salido-

-En eso tienes razón- interrumpió Charlie quien llegaba apenas de una larga jornada de hospital, se acercó a mi madre y le dio un beso en la frente -Hoy fue un día pesado-

Quise dejarlos solos, pero antes de subir el primer escalón, escuché que mi madre preguntó sobre Henry y quise escuchar - ¿Pasaste a casa de tus padres para ver a Henry? -

-Sí, pero solo charlamos poco, quería estar solo, mis padres me dijeron que solo sale para las terapias, después de eso regresa a su habitación, apenas come, lo noté más delgado que hace un mes-

- ¿Tienes idea de a qué se deba que esté así? -

-No, realmente no lo sé -

Quizá Charlie no lo sabía, pero yo sí sabía perfectamente bien lo que ocurría, sin embargo, ya no quería pensar en esa probabilidad así que ya no le di más importancia a la plática y subí a la habitación.

Busqué ropa cómoda, jeans, camisetas, suéteres, muchos suéteres, botas y zapatos cómodos, maquillaje, cremas, y un montón de cosas de cuidado personal para guardar en la maleta. Mientras buscaba libros que quería llevar, encontré los libros que me había regalado Henry, las cartas estaban intactas, aún desprendían un ligero olor a él, o quizá solo era mi imaginación que lo ideaba así, me senté un momento en la cama y los miré mientras mis lágrimas salían poco a poco, pero no eran lágrimas de tristeza, eran lágrimas de sentimientos profundos, de recuerdos, de cuando echas mucho de menos a alguien y no te queda más que solo evitar cualquier cosa que te haga recordarlo.

Amor En NegaciónWhere stories live. Discover now