Amor En Negación

CAPITULO XXXIII: P É R D I D A

-No piensas comer? - preguntó Charlie entrando a la habitación sin si quiera pedir permiso para hacerlo. Odiaba que llegara a visitarme cuando ya no hacía falta.

Rápidamente escondí una botella de vodka que estaba bebiendo detrás de la computadora -¿No te enseñaron a tocar antes de entrar? - dije tratando de disimular lo poco ebrio que estaba para después ignorar su presencia por completo.

-Es increíble que en menos de medio año bajaras tan considerablemente de peso y no te importe si quiera el ver a mis padres y a mí preocupados por esta situación- reclamó sin perder la calma.

-Charlie, no soy un niño, ni tampoco necesito tus visitas estúpidas semanales como si estuviera enfermo- protesté molesto. Estaba harto de la situación, lo único que quería era ya largarme a mi apartamento junto con Khal y nada más.

-No ignores lo que te digo sobre mis padres, si vas a estar aquí al menos trata de hacer el esfuerzo por mejorar-

-Ya estoy mejor, y no fui yo quien eligió quedarse aquí...- hice una pausa y tomé aire para tratar de calmarme -Estoy a nada de volver a mi apartamento, así no habrá nada más porque mis padres se preocupen. ¿Contento? -

Henry, no puedes volver, aún no puedes hacer muchas cosas por ti solo-

Interrumpí antes de que terminara -Ya no estoy usando la silla de ruedas, ahora me muevo con una sola muleta, claro que puedo hacer las cosas por mí mismo- Me puse de pie y apenas pude caminar hacia la muleta que estaba a un costado de la cama y traté de caminar para que viera que se equivocaba, pero el esfuerzo provocaba demasiado dolor aún, y en efecto, era difícil estar por mí mismo, pero ya no quería causar más molestias ni escuchar más sermones. - ¿Lo ves? Estoy bien, puedo solo-

-No sabes el daño que haces esforzándote así, tantos putos meses de rehabilitación para una mierda, y todo esto por...-

-¡Laurence!- terminé la frase -Piensas que es por eso pero no es así, seguro ella debe estar muy feliz en su Universidad conociendo a un montón de niños pendejos-

-Eso no debería de importarte, su vida no es de tu incumbencia-

Solté una carcajada - ¿Crees que me importa su vida? ¡Por mí que se joda! – tomé la botella que había escondido y le di un sorbo, al ver esto Charlie de un manotazo me la arrebató provocando que la botella saliera volando hacia la pared.

-¿¡Qué está pasando aquí!?- entro mi padre gritando al escuchar el ruido

- ¿¡Qué carajo haces bebiendo!? - gritó Charlie enfurecido - ¿¡Acaso no vez que estás tomando medicamentos demasiado fuertes idiota!? ¡Carajo! ¡Estás ebrio Henry! - De un empujón me aventó contra la cama, un dolor inmenso empezó a manifestarse en mi columna haciendo que me arquera y quejara del dolor hasta el punto de soltar un par de lágrimas.

-¡Charlie! ¡SALTE! - ordenó mi padre y en cuestión de segundos me desmayé.

Desperté, sentía como si un montón de camiones hubieran pasado sobre mí, aún se percibía un poco el olor a alcohol en la habitación. Miré hacia el sofá de la habitación a dónde se encontraba mi madre mirándome con preocupación y con los ojos hinchados de llorar.

-Madre- dije apenado tratando de sentarme

-Cariño, me alegro que despertaras, te desmayaste-

-Madre yo...- no sabía que decir me daba mucha vergüenza incluso sostenerle la mirada

-Tranquilo cariño, solo quiero que estés bien- comenzó a sollozar lo cual me causó unas inmensas ganas de correr hacia ella y abrazarla muy fuerte pero ni si quiera podía hacerlo –Henry, tu padre y yo queremos verte mejorar, tu hermano también, sé que ambos han tenido sus roces últimamente pero por favor, al menos hazlo por nosotros, te lo suplico- sus lágrimas comenzaron a desbordarse incontrolablemente, sentí un nudo en el estómago que me hizo sentir como un completo idiota, había estado preocupando en vano a mis padres. –Charlie luchó mucho porque siguieras con vida, no justifico su forma de actuar, pero no estás siendo consciente de la situación ¿Acaso quieres botar a la basura todo el avance que ya llevabas?