¿Amor o amistad? Primera parte. (Super Junior-Yaoi)

Capítulo 86 "Dejar de latir" (Heechul)

86. “Dejar de latir” (Heechul)

Mi corazón había dejado de latir por un segundo, pero ahora lo hacía más deprisa que nunca. Él estaba allí. Hangeng estaba frente a mis ojos y mi cuerpo, mi corazón… Solo pensaban en salir corriendo y abrazarme a él. Pero mi cabeza… Mi cabeza no me dejaba moverme ni dejaba salir ninguna expresión en mi cara. Creo que visto desde fuera tenía que verme inexpresivo. Pero nuestras miradas estaban conectadas. Nuestros ojos no se dejaban de mirar. Fijamente. Todo cuanto había a mi alrededor ya no existía. Solo sus ojos.

-¡Hangeng!-exclamó Siwon avanzando hacia él y abrazándolo.

Hangeng pareció salir del trance y medio le devolvió el abrazo.

-¿Cómo estás? Hace un tiempo que no sabemos nada de ti… ¿Estás bien? –agarró su cara entre sus manos- Oh cielos. Estás más guapo. Te ves mejor. Aunque un poco paliducho. ¿Comes bien? Tu madre me ha dicho que no… La tienes preocupada.

Hangeng volvió a mirarme al tiempo que le respondía a nuestro amigo.

-Estoy…Bien…

-Heechul, ven a saludarle.

No me moví. Aparté mi vista de ambos, hacia las mesas y retrocedí.

Siwon se acercó a mí y pasó su brazo por encima de mis hombros, apretándome contra él.

-¿Por qué no habláis? Estoy seguro que tenéis cosas que deciros.

-…¿Por qué…? ¿Por qué me haces esto?-inquirí dolido.

-Por que estoy cansado de verte llorar y medio muerto. Quiero ver a mi hyung de siempre. Y si para eso tienes que mandarlo a la mierda en persona o pedirle explicaciones, pues hazlo. –le señaló con la cabeza- O quizá no sea todo como nos quieren hacer creer. ¿No? No pierdes nada intentándolo. –me susurró.

No respondí si no que me armé de valor y salí corriendo del lugar, pasando de largo de Hangeng. No estaba preparado. No… Bajo ningún concepto. Pero a los poco minutos de correr me di cuenta que resonaban otros pasos que no eran los míos. Paré y me giré, y allí volvía a estar él. Se dobló, apoyándose en sus rodillas para recuperar el aliento y luego caminó lento hacia mí.

Cuando estuvimos frete a frente pero a un par de metros de distancia paró y comenzó a llorar. No a llorar de forma escandalosa o con gemidos, si no en silencio. Las lágrimas caían por su cara una tras otra, si tregua. Sus ojos se enrojecieron y la nariz se le humedeció.

A los pocos segundos yo estaba igual. Pero mi llanto era menos silencioso. Y sin saber como, exploté.

-¡¡¡Eres un cabrón!!! ¡Me dejaste tirado! ¡Después que te dijera que podía cambiar! ¡Que por ti cambiaría! ¡Me usaste y te marchaste! ¿Pensaste que si te acostabas conmigo me dolería menos? ¡¿Fue por pena?! ¡Te odio! ¡Vete con tu nueva chica! ¡Ve con ella! ¡Yo nunca podré ser una mujer! ¡¿Por eso me dejaste?!

Mis sollozos me impedían respirar con normalidad y sentía que me asfixiaba. Pero quería seguir desahogándome. Lo necesitaba. Siwon tenía razón. Quizá si le decía todo, el dolor sería más llevadero y podría volver a Corea con mi alma más tranquila. Quizá podría hasta rehacer mi vida.  Sin él.