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El ciclo escolar había comenzado, Jungkook se disponía a esperar a Jimin cerca de la entrada como todos los días desde que asistían al instituto. Jimin nunca llegaba temprano, pero tampoco llegaba necesariamente tarde o después de la campana y esa mañana se estaba tardando más de lo que habitualmente tardaba y Jungkook no podía evitar preocuparse un poco por ello. Le había dejado como veinte mensajes, incluso había tratado de llamarlo aun sabiendo que Jimin jamás contesta llamadas, él siempre argumentaba que si querías decirle algo puedes hacerlo por mensaje. Por un momento pensó que su mejor amigo lo estaba ignorando, por su mente cruzó la posibilidad de que Jimin realmente se hubiese molestado por lo del día anterior. Tal vez el hecho de que Jungkook tomara tan a la ligera ese tipo de tratos comenzaba a molestarle. Jungkook no lo hacía con intenciones de burlarse de Jimin, para él realmente parecía una buena idea.

Jimin era un chico especial y su primer beso real merecía ser especial y con alguien que jamás fuera capaz de romper su corazón. Jungkook pensaba que él sería la persona adecuada. Él jamás haría tal cosa como romperle el corazón, Jimin de todas las personas era la más especial para él. Solo sería un beso, una vez, así su mejor amigo guardaría un buen recuerdo de su primer beso sin tener que preocuparse por lo que pasaría luego, eso sería todo. En ningún momento pasaban dobles intenciones por la mente del chico.

Luego de unos minutos más esperando, vio a Jimin pasar por la puerta principal. Traía su cabello rubio platino ligeramente alborotado y su uniforme perfectamente arreglado. Pantalones negros y camisa blanca que se asomaba por debajo de la corbata roja y el jersey beige con franjas negras y amarilla en el cuello. Por supuesto el águila bordada en el lado derecho de su pecho no podía faltar, el animal era quién representa al instituto. Jimin se acercó a él apenas lo vio y esto calmo un poco a Jungkook. Al menos si estaba molesto tendría la decencia de decírselo y no ignorarlo simplemente.

—Hey.

—Hey ¿Por qué apenas llegas?

Jimin dio un suspiro antes de responder.

—Mamá estaba despierta cuando iba a salir. De pronto me miro y comenzó a preguntarme que, si Hoseok se había ido a clases ya, que porque no nos íbamos juntos. Simplemente no pude explicarle el porqué de nuevo, así que preferí quedarme y contarle que Hobi había salido más temprano porque quería usar el salón de baile un rato. Entonces ella decidió que era buen momento para tener una charla y simplemente no pude dejarla sola así. Tuve que esperar que Anne se desocupara y se quedará con ella.

—Entiendo... Pero Jimin, eso no es lo mejor para ella. El doctor lo dijo, tienes que decirle la verdad. Aunque sea repetitivo, ella en algún punto lo entenderá.

—Lo sé, lo sé. Pero simplemente hoy no pude. Tal vez yo era quien necesitaba la mentira, no ella. Hoy es uno de esos días en me gustaría que él estuviera aquí.

Jimin tenía su mirada fija en el suelo, ya había pasado un tiempo desde la muerte de su hermano, pero seguía teniendo días en los que se levantaba deseando que todo hubiese sido un sueño y su hermano aun estuviera ahí con ellos. Lo extrañaba, cada día de su vida lo hacía. Algunos días era más difícil de sobrellevar que otros y hoy era uno de esos. Jimin lo asociaba a una montaña rusa, por momentos creías que el sentimiento de no tenerlo ahí se volvía algo normal y aceptable. Eso era como estar en la cima. Pero luego un día te levantas y la necesidad de volver a verle y hablarle por al menos una última vez te consume. Ese es el momento cuando vas de golpe a la bajada. Había quedado tan absorto en sus pensamientos que no noto en qué momento Jungkook había sujetado su mano y comenzado a hacer pequeños movimientos circulares en su contra palma. Esto siempre hacía sentir mejor a Jimin, era algo que ambos hacían para mostrar su apoyo el uno al otro desde que eran niños.

Platónico ミ❀ KookminWhere stories live. Discover now