CAPÍTULO 40: "En busca de la cabaña"

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Capítulo 40:

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La angustia de saber que alguien a quien amas está bajo las manos de una persona que podría matarla, torturarla o hacerla sufrir, es la peor sensación que existe. Y saber que no puedes empezar a buscar por los rincones sin tener alguna pista al menos que te lleve un punto fijo, te pone peor.

Te descontrola.

Gritas.

Y rompes todo lo que tienes alrededor.

Porque sí, te da miedo nunca volverla a ver, te da miedo no volverla a escuchar y tampoco volverla a sentir contra tus labios y tu piel. Te da miedo todo y nada. Tus labios se reservan y sientes la necesidad de lamértelos para humedecerlos.

Kevin estaba pasando por esas cosas ya hace más de una semana Angélica secuestrada. Había encontrado la manera de decírselo a Ángel y como es natural, este se lo dijo a Cupido para iniciar una búsqueda por toda la ciudad y callejones, pero no había absolutamente nada. Sebastián había ayudado con su mortalidad haciendo anuncios de que Angélica estaba desaparecida, tal vez alguien llamara diciendo que la había visto: cosa que aún no había sucedido.

Mientras tanto, en la cabaña no dejaban de preparar los detalles de la ceremonia. Angélica se encontraba parada a un lado del trono de Adriel. Un grillete de oro adornaba su cuello y controlaba su mente al gusto del rey del infierno. Sus ojos estaban en blanco completamente y su cabello bien peinado. Usaba un vestido rojo con aberturas en sus dos piernas que llegaban hasta sus caderas y que tenía un gran escote que hacía relucir sus hermosos bustos.

Parecía una verdadera reina del infierno, vestida como tal era la envidia de cualquier demonio mujer, así como el deseo oscuro de cualquier hombre. Adriel sonreía satisfecho con su logro, y se sentía orgulloso de él, aunque todavía faltaban pequeños detalles como matar a Kevin.

-Víbora -llamó el rubio a su hermana y esta no tardó mucho en aparecer.

-¿Sí, mi señor?

-Es hora, suéltala. -Sus ojos se cruzaron con los de ella y Víbora hizo una reverencia.

-Como ordenes, hermano. -Entonces la pelinegra apretó sus puños y dio media vuelta, largándose del lugar.

Adriel volteó a ver a la castaña parada detrás de él y tomó su mano, haciéndola caminar como toda una reina parada en sus altos tacones hasta sentarla en sus piernas. Sus manos se posaron es su espalda y piernas, acariciándolas. Angélica estaba serena a cualquier cosa que hacía, sus ojos estaban fijos en la entrada de la cabaña.

-Angélica, mira a tu amo...

Ella volteó la cabeza lentamente hasta encontrarse con los grandes ojos rojos de Adriel.

-En pocos días vas a ser mi reina. ¿Estás feliz por eso?

-Sí, amo. Soy la mortal más feliz por eso. Lo amo mucho. -Sonrió levemente y Adriel acarició sus mejillas, metiéndose en su cuello para empezar a besarla.

Angélica solo se dejaba, no tenía voluntad. Su alma gritaba ayuda a los cuatro vientos, pero no había resultado: nadie la escuchaba llorar.

La noche llegó luego de varias y aunque para algunos significaba ser violada en silencio, para otros había una esperanza de luz.

Todos estaban reunidos en la sala del departamento de Angélica, y cuando me refiero a todos, me refiero a los chicos de la banda, Sebastián, Cupido, Ángel y Kevin, quien solo sabía caminar de un lado a otro.

COMO CAÍDA DEL CIELO (CCDC) ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora