CAPÍTULO 18

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Estar con Santi siempre fue un sueño color rosa, él siempre trataba de dar lo mejor de sí, para todo, en la escuela, en su casa, con sus amigos y conmigo, no sé cómo podía tener a un verdadero ángel a mi lado.

Cualquiera que conociera a Santi podía salir enamorada de él, y si eras hombre de igual forma (broma, pero solía suceder algunas ocasiones).

Después de aquel pequeño incidente en su casa y el rompecabezas estropeado, Santi había llegado al día siguiente muy temprano a mi casa para irnos juntos al colegio, yo hice el intento de sonreír pero él sabía que seguía un poco abrumada con lo que había pasado un día antes, no dije nada al salir de mi casa y él tampoco.

El camino se me estaba haciendo demasiado largo con el incómodo silencio entre nosotros, así que antes de hablar intente carraspear un poco

-Santi...lo de ayer..-intente comenzar una plática, un disculpa, no sabía ni que decir, porque déjenme aclarar que a pesar de ser los mejores amigos, la nueva etapa de pareja era difícil para nosotros, no sabíamos muy bien cómo funcionaba.

-Sof, no tienes que decir nada, creo que lo de ayer fue demasiado lindo y tocamos puntos a los que jamás habíamos llegado, pero me gustó, y lo podría volver a repetir, solo que de igual manera a como tú actuaste, no sabía que decir- dijo mientras quedábamos parados a mitad de la banqueta y él me miraba a los ojos- no quiero que te sientas insegura y menos conmigo.

No supe que contestar y él lo sabía, pero estaba de acuerdo en lo que acaba de decir, lo que había pasado un día antes me había gustado pero, también asustado porque en mi experiencia, jamás he sido tocada de la forma en que lo estábamos comenzando a hacer, así que todo esto era nuevo, pero amaba que fuera con él, que si quería pasar a otro punto en mi vida fuera solamente con él.

Antes de comenzar a caminar nos dimos un corto beso el cual indicaba que entre nosotros estaba todo bien. Seguimos caminando entrelazados de las manos, y antes de que entrara cada quién a su clase volvió a besarme haciéndome entrar en una pequeña burbuja de nuevo, pero reaccioné al darme cuenta que no era el lugar ni la hora para terminar lo que habíamos dejado inconcluso.

-Te veo luego- se despidió Santi y vi como caminaba hacia su salón.

-Estan sumamente enamorada querida amiga- Thalía me había sacada de mi pequeño trance haciéndome dar un pequeño brinco cuando se paró a lado mío viendo como Santi se perdía entre los alumnos.

- Thalía, me has dado un susto- dije tocando mi pecho y volteandola a ver con los ojos bien abiertos, es necesario decir que lo hice un poco dramatizante pero es que siempre solía ser así como ella.

-Lo siento, pero estas que se te cae la baba-comencé a reír por su comentario.

Antes de que siguiera con comentarios de burla hacia el amor que le tenía a Santi nos encaminamos a nuestra clase, la clase era orientación vocacional, en la cual nos guiaban para escoger la carrera adecuada para nosotros y ver ofertas universitarias, mi temor más grande se presentaba de nuevo, odiaba pensar en la universidad y que todo fuera a cambiar, era estar sin Thali molestando, sin tener a Santi y a sus ruidosos amigos en la cafetería. Todo este tema me consumía los pensamientos y me daba más miedo el pensar en que algún día el colegio tendría que terminar.

-Señorita Bimel, ¿Se encuentra bien?-el orientador era el profesor Jerry, no sabía que me había preguntado o dicho pero sé que estaba esperando mi respuesta, pero me había quedado completamente callada.

-¿Cuál es su duda profesor?- dije desconcertada de todo el tema que estábamos tocando.

-Quería saber si usted ya tiene algunas opciones de universidades a las cuales asistir- ahora lo había escuchando fuerte y claro, pero me seguía quedando callada, y no porque él me cayera mal para contestarle pero nunca me había puesto a pensar en otra universidad más que en una, así que como contestación solo negué con la cabeza, el solo asintió sabiendo que estaba un poco perdida de su clase, así que no dio más rienda a estarme preguntándome y siguió hablando para el grupo en general.

Sé que tenía que pensar y hacer mis planes universitarios muy pronto, pero por ahora solo quería disfrutar.

Ahora les contaré que Santi en algún momento me dió un farro de folletos y me mandó links de páginas universitarias, me había dicho cuales quedaban más cerca de la universidad a la cuál había decidió ir, mi idea era estudiar economía y mantenerme en el área política, Santi siempre me animaba para que me esforzará en escoger una buena universidad, y eso es de una de las cosas que le agradezco hasta el día de hoy, que me incitó a dar siempre lo mejor de mi para que mi vida fuera lo mejor posible.

Algunas veces solíamos pelear porque él sabía que este era mi tema menos favorito, pero a él solo le hacía gracia que mi actitud fuera así. Al pasar los meses y en la temporada de mandar solicitud a las universidades, el me había dado el mejor de los ánimos. Nuestras universidades estaban a una hora de distancia, y déjenme decirles que la universidad que él había solicitado era increíble, la tecnología irradiaba por todo el campus, a comparación de la mía, la cuál solo eran edificios viejos pero que me imagino que guardaban increíbles historias.

Durante todo un mes se suponía que esperábamos respuesta, y era lo más cardíaco que había sentido jamás.

Aclaro que después de esa clase de orientación vocacional la cuál comenté anteriormente, ya había pasado al menos un año, lo cual nos ayudó a guiarnos por la mejor opción, y para ese entonces solo estábamos en espera de respuestas.

Las cuales no se si llegaron en el peor momento.

Un mes después de haberlas enviado, por fin tenía esas respuestas sumamente esperadas, pero no me atrevía a abrir aquel sobre que la universidad a la cuál había solicitado me daba como respuesta a mi solicitud.

Para aquel entonces no quería saber nada de ella, ni de la universidad ni de aquella respuesta guardada en ese sobre color marron, porque odie ese momento, odie el tiempo perdido en escoger esa estúpida universidad, odie que estuviera lloviendo cuando llegó, odie que la sala de mi casa tuviera un árbol de navidad con muchas luces de colores, odie el peinado que llevaba, odie aquella maldita puerta por la cuál había pasado el sobre, odie cada segundo en que sostenía la carta.

Un Nuevo Amanecer Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu