34. Déjame protegerte

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Cuando lo vi atravesar aquella puerta, fue como ver un fantasma, algo de otro mundo que no debería estar allí. O eso me pareció, pues, de todos los lugares del mundo, Nigrum.inc era el lugar donde menos esperaba toparme con él, y mucho menos saliendo de la oficina de mi jefe, Cameron.

Al verlo, mi mente fue embargada, en menos de un segundo en miles de preguntas: ¿qué hacía en la oficina de mi jefe? ¿Se conocían? ¿Quién era en verdad Malcolm?

— ¡¿Malcolm?! — al final no pude guardarme las dudas y terminé por gritarlas — ¡¿Qué haces aquí?!

Al parecer había hecho la pregunta en un tono muy alto, ya que Cameron se vio disgustado por mi actitud.

— Cállate, no seas tan bulliciosa — me retó Cameron y yo no pude más que quedarme en silencio.

Cameron caminó hasta su escritorio y se sentó mientras se cruzaba de brazos y me enviaba un gesto fastidiado. Al parecer lo había puesto de mal humor. Ese hombre era muy extraño.

— Acompáñame — dijo Malcolm de repente y me tomó del brazo. Yo sentí su tacto y me paralicé, pues mi corazón se aceleró y mi cuerpo fue invadido por la tensión del recuerdo cercano de nosotros dos compartiendo una cama, y no fue hasta minutos después que pude reaccionar, cuando ya estábamos fuera de la oficina de Cameron. ¿Y qué había pasado con la ayuda que le pedí a Cameron? ¿Iba a ayudarme o no? Pues, nunca lo sabría, no creía tener el valor para volver a hacerle la misma petición por segunda vez.

— Espera — dije deteniéndome en medio del pasillo, negándome a continuar caminando —. No entiendo nada. ¿Qué haces aquí? y ¿Con mi jefe?

Malcolm me miró fijamente sin decir nada al principio. Su silencio me supo incómodo y fui consciente que permanecíamos en medio del pasillo de la empresa. Pero, a pesar de la inquietud que me generó el suspenso de su mutis, los empleados que pasaban a nuestra par, nos ignoraban completamente, pues, al parecer, tenían asuntos mucho más más urgentes e importantes entre manos que chismear sobre dos jóvenes a mitad de pasillo.

— Él es mi padre.

Abrí la boca con sorpresa. Sus palabras fueron tan irreales que las recibí como un baldazo de agua fría, que me dejó congelada allí mismo, sobre mis pies.

— ¿T-tu padre? — tartamudeé un poco la pregunta, pues, no podía procesar lo que acababa de confesarme. Pero luego de analizarlo un poco mejor, pude entender esa sensación de familiaridad que Cameron había generado en mí la primera vez que lo vi, eran esos rasgos masculinos, el cabello negro y esos ojos aterradores los que llamaron mi atención, pues ahora entendí que los había visto en otro lugar, en otra persona, en Malcolm. Ahora tenía más sentido para mí.

— Sí, eso dije — respondió algo molesto por tener que aclararme lo mismo dos veces.

Me quedé pensativa. Pues, antes había pensado que Malcolm pertenecía a una familia rica, pero nunca pensé que se tratara del hijo del mismísimo Cameron Demons. Pero si pertenecía a una familia tan bien acomodada, ¿por qué se dejaba envolver por los vicios y placeres de una mala vida?, seguramente Malcolm no era una persona que necesitara robar, ni incendiar departamentos y mucho menos hundirse en fiestas ilegales y tóxicas... talvez no había una explicación para ello, talvez, simplemente se trataba de la oveja negra de la familia.

— ¡Wow! — terminé por exclamar al final, pues no existían palabras exactas para describir lo que sentía en ese momento y mucho menos para describir el torbellino de dudas que comenzaban a nacer en mi mente sobre la verdadera identidad de Malcolm.

— Yo puedo llevarte con esa persona que estás buscando.

Me sorprendí. Todos los pensamientos que estaban naciendo en mí, se cortaron de repente y fueron remplazados por las palabras del chico oscuro que estaba parado frente a mí. Sus ojos me miraban de manera significativa, esperando una respuesta mía de manera casi inexpresiva, como si muy en el fondo realmente no le interesara el asunto y sólo hubiera propuesto su ayuda por compromiso.

DaemoniumWhere stories live. Discover now