||Capitulo Siete||

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 →𝐇𝐨𝐠𝐰𝐚𝐫𝐭𝐬, 𝟏𝟗𝟗𝟐.

—¿A dónde vas?

—He visto a Potter, Granger y a Weasley ir hacia la cabaña de Hagrid —explicó el rubio—. Quiero ver qué están tramando.

—¿Por qué no les dejas en paz? Vamos, es tarde y deberías estar en tu cama.

—Y tú también, pero estás aquí conmigo tratando de convencerme para que me olvide de esos tres. ¿Qué haces aquí?

—Tenía hambre, y quería coger algo de comer.

—Vente conmigo.

—¿Qué? No.

—Oh venga ya, Sanderson.

—Malfoy, quiero dormir.

—Mentirosa, venga —se puso detrás de ella, y le dio un leve empujón para que caminase—. Y no te quejes tanto, que nos van a pillar.

—Lo haría si no estuvieses empujándome —se hizo a un lado, y le miró—. Mañana quiero parte de tu desayuno, ¿entendido?

—Hecho —sellaron aquel pacto estrechando sus manos, y comenzaron a caminar juntos. Una vez que llegaron a la cabaña de Hagrid,

—Genial, ¿y ahora qué? —Draco hizo una mueca pensativa.

—Ven, subamos aquí —Kiara suspiró, cansada. Se subieron en un pequeño peldaño para poder ver por la ventana qué estaba sucediendo dentro de aquella casa.

—¿Pero qué demonios...? ¿Eso es un dragón?

—Tiene babas, qué asco —el rubio dejó ver una mueca de desagrado.

—Mira, de verdad, no entiendo qué estamos haciendo aquí. ¿No podemos...? —en ese momento, Kiara notó como Malfoy agarraba su mano y tiraba de ella.

—Nos han visto.

—¿Qué?

—Vámonos. Tenemos que avisar a McGonagall —corriendo se fueron de allí para volver al Castillo.

—Pienso matarte, que lo sepas.

—Sí, sí, llevas meses diciéndome eso.

—¿A dónde creen que van, jóvenes?

—¡Profesora McGonagall, la estábamos buscando!

—¿Y eso por qué, señor Malfoy?

—Potter, Granger y Weasley están deambulando por las afueras del castillo. Están en la cabaña de Hagrid —la profesora les miró con el ceño fruncido.

—Vengan conmigo —los tres entraron en el aula de Transformaciones—. Cuénteme todo lo que haya visto.

—Bueno, simplemente estaban allí.

—Con un dragón —Minerva abrió tanto sus ojos, que podrían haberse salido de las cuencas—. Acababa de salir del huevo, era pequeño, lo prometo.

—Hagrid siempre me ha dicho que quería un dragón —escucharon voces en el pasillo, unas muy familiares.

—Quédense aquí, los dos —McGonagall salió del aula. Kiara y Draco se miraron antes de caminar detrás de ella.

—Buenas noches —aquel trío se quedó estático—. Entren, creo que tenemos que hablar —nuevamente, estaban dentro del aula. Harry, Ron y Hermione delante del escritorio de la profesora, y Sanderson y Malfoy a un lado, apoyados en uno de los pupitres—. Nada, repito, nada, autoriza a un alumno a merodear por la escuela durante la noche. Por tanto, como castigo a vuestros actos se os descontarán cincuenta puntos —la joven Slytherin alzó sus cejas al escuchar aquellas palabras.

Halo ||Draco Malfoy||Where stories live. Discover now