||Capitulo Treinta y Siete||

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𝐇𝐨𝐠𝐰𝐚𝐫𝐭𝐬, 𝟏𝟗𝟗𝟖.

Todo había terminado, Voldemort había muerto. Los cuerpos ya no estaban, y Kiara estaba mirando a un punto fijo mientras sus hermanos hablaban sobre cómo se lo iban a contar a su madre.

Draco se puso de cuclillas delante de ella y le agarró las manos.

—¿Quieres hablar? —ella asintió y ambos se levantaron para alejarse.

—Mi padre está muerto… Por mí.

—Te ha salvado la vida, Ki.

—No voy a volver a escucharle, ni a verle. No volveré a recibir un abrazo suyo, ni volverá a darme un beso en la frente —de nuevo, se le cortó la voz—. Mis hermanos dicen que no es mi culpa, pero…

—Y tienen razón, no lo es —acunó la cara de la chica entre sus manos—. No es tu culpa, estoy seguro de que también se habría arriesgado por ellos.

—Cómo… ¿Cómo has estado? —preguntó la joven.

—Podría haber sido mejor. Me he pasado las noches leyendo las cartas que me has estado mandando cada vez que nos íbamos de vacaciones. Aún tenía tu voz en la cabeza —sonrió—. Hace… Hace poco hubo una reunión de mortífagos en mi mansión, y… Tú padre estaba allí.

—¿Hablasteis?

—No. No llegamos a cruzar una sola palabra. ¿Y tú? ¿Cómo has estado?

—Se me ha hecho muy duro —Kiara se cruzó de brazos—. Mi verano fue una mierda. Unos mortífagos vinieron a mi casa durante esos meses para hablar con mi padre, intentaron reclutar a mis hermanos, ellos se fugaron… Por lo visto unos días antes de esto mi padre se fue, y estuvo tres días sin aparecer por casa. Ahora ya sabemos dónde estaba.

—Lo siento muchísimo, Ki —Draco le abrazó, y ella le correspondió.

—Me he pasado las noches sin dormir, pensando en cómo estarías tú. Me hubiera encantado poder saber al menos lo que estaba pasando a tu alrededor —reconoció en un susurro, aferrándose un poco a él—. Te he echado muchísimo de menos.

—Y yo a ti, más de lo que tú te puedas llegar a pensar —se separó ligeramente de ella y le dio un beso en la frente—. Pero ya estoy aquí contigo otra vez, y créeme cuando te digo que no pienso volver a separarme —Kiara sonrió sin mostrar sus dientes y le miró a los ojos.

—¿Me estás proponiendo volver, Malfoy?

—Sólo si tú quieres, Sanderson —la muchacha rió levemente y le dio un beso en los labios—. Te quiero mucho.

—¿Sabes una cosa? Quererte es un juego perdido. Pero es el juego que más he disfrutado perder. Porque estoy enamorada de ti. Y no quiero que pienses que merezco algo mejor que tú ni nada de eso. Eres completamente merecedor de mi, igual que yo de ti, porque en eso se basa nuestra relación. ¿Lo harás por mi?

—Lo haré, te lo prometo. Y cuando tú sientas mi calor, mírame a los ojos. Porque es donde mis demonios se esconden —la chica volvió a sonreír—. Has conservado el anillo —dijo al fijarse en la cadena que aún colgaba de su cuello.

—Tenías razón, era una manera de sentirte cerca. Por una vez he hecho lo que me has dicho.

—Eso sí que es raro —Kiara se acercó a su oído.

Tan solo di mi nombre, y ya seré tuya —susurró.

—No quiero que seas mía, Ki —le acarició la mejilla en cuanto se separó—. Quiero que seas tuya, y que no te dejes manejar. Eso es lo que más me gusta de ti, que siempre has hecho lo que has querido. Yo también estoy enamorado de ti, Kiara, y quiero que los dos seamos felices juntos.

—¿Acaso dudabas de eso?

—No, claro que no —de nuevo, Malfoy la besó.

—Hey —ambos se separaron al escuchar la voz de Max—. Teníamos ganas de verte —le abrazó dulcemente.

—Ha sido un año muy raro sin ti, hermano —dijo Blaise, que también le abrazó.

—¿Dónde han terminado los demás? —preguntó Kiara.

—Después de que Pansy dijera que lo mejor era capturar a Potter… Han pensado que lo mejor era huir —dijo Zabini—. Algo comprensible, la verdad, creo que todos lo habríamos hecho.

—Pues sí, teniendo en cuenta lo que se venía… Lo mejor era salir corriendo de aquí. Ha sido genial que alguien reventase la mazmorra.

—Cariño, he sido yo —Kiara alzó una ceja, y Draco rió—. Me he llevado a Blaise y a Goyle para recuperar mi varita. La otra noche, Potter, Weasley y Granger estuvieron en mi mansión, y se la llevó, he estado usando la de mi madre.

—Un momento… ¿Y dónde está Goyle? Sólo salisteis vosotros de la Sala de los Menesteres.

—Porque… Murió —aquella respuesta les sorprendió.

—Incendió la Sala, y mientras escalamos unos muebles para poder evitar el fuego, él se cayó. Así que solo nos salvaron a nosotros —dijo Blaise.

—Dios… —Maxine se tapó la boca— No me lo esperaba. Lo… Lo siento mucho.

—Han habido muchas pérdidas en esta guerra, pero… —Kiara suspiró— Al fin ha muerto. Se ha acabado.

—Sí, sí que se ha acabado.

—Ki —Ian se acercó a aquel grupo—, tenemos que volver a casa.

—Claro —miró a sus amigos—. Os veo pronto, y os escribiré.

—Como siempre, Ki. Como siempre haces —sonrió y abrazó a Max, al igual que hizo con Blaise. Quedó frente a Draco, y dejó un corto beso en sus labios.

—Sí necesitas cualquier cosa…

—Lo sé, tranquilo —suspiró, y se fue junto a sus hermanos.

Agarró la mano de Ashley, al igual que la de Ian, y los tres aparecieron en su casa. Tocaron al timbre, y esperaron a que les abriesen.

—¡Gracias al cielo! —su abuela, Katherine se llevó una mano al pecho antes de abrazarles— ¡Leigh, son los niños! —al separarse de ella, vieron aparecer a su madre, que comenzó a llorar en cuanto les tuvo delante.

—Menos mal que estáis bien —les abrazó uno a uno—. ¿Sabéis algo de vuestro padre? —se miraron entre ellos— ¿Chicos? ¿Qué ocurre? —entraron en la casa, y Katherine cerró la puerta.

—Ha muerto para salvarme a mí —respondió Kiara con un hilo de voz casi inaudible—. Lo siento muchísimo, mamá.

—¿Qué…?

—Alguien le lanzó a Ki una maldición asesina, y… Papá se puso en medio para protegerla —dijo Ian—. Estaba luchando con ellos, pero…

—El amor de un padre siempre lo sobrepasa todo —Leigh se secó algunas lágrimas, pero de poco importaba porque seguían cayendo—. Os adoraba, a los tres. Erais su vida, siempre intentó protegeros y daros lo mejor. Por eso me enfadé tantísimo con él cuando todo volvió a empezar, porque me mataba ver como volvía a servirle después de la guerra.

—¿Qué va a pasar ahora? —preguntó Ashley— Es posible que nos intenten buscar, y que nos quieran capturar.

—No, cielo. Vosotros habéis peleado para derrocar a Voldemort. Lo único que podemos hacer ahora es… Seguir con nuestras vidas, e intentar acostumbrarnos a su ausencia. Va a ser duro, pero… Estamos juntos.

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Halo ||Draco Malfoy||Where stories live. Discover now