||Capitulo Diecisiete||

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 →𝐁𝐞𝐭𝐡𝐧𝐚𝐥 𝐆𝐫𝐞𝐞𝐧, 𝟏𝟗𝟗𝟒.

Aquel verano había pasado más rápido de lo que ella quería. Se fue de viaje con su familia, algo que le pareció curioso, pero que aceptó sin rechistar. Visitaron Italia Y Francia. También había ido a ver a sus abuelos, llevaba bastante tiempo sin visitarles. Y ahora se encontraba preparando las cosas para la llegada de Maxine.

—¡Kiara, la puerta!

—¡Ya voy! —emocionada, salió de su habitación y bajó casi corriendo las escaleras con cuidado de no caerse.

—¡Eh, ve más despacio! —exclamó Ashley cuando casi la tira al suelo. La morena, que hizo caso omiso a las palabras de su hermana mayor, al abrir la puerta soltó un grito de emoción y abrazó a su mejor amiga.

—¡Qué ganas tenía de verte!

—¡Yo a ti también! —Max entró en la casa, y cerró la puerta como pudo aún pegada al cuerpo de la morena. Ahsley las observó desde la entrada del pasillo, y se fue al sofá junto a su mellizo.

—¿Crees que se ha dado cuenta?

—¿De qué?

—De que mamá y papá llevan hablando en la habitación cerca de cuarenta minutos —el joven miró las escaleras, y a su hermana pequeña.

—No, creo que no —suspiró y se acomodó un poco más—. Y es mejor así.

—Pero...

—¿Recuerdas lo que sentimos nosotros cuando le vimos la marca? —Ashley hizo una mueca, y asintió con su cabeza— ¿Quieres que ella sienta lo mismo?

—Claro que no, pero... Quizá solo sea una corazonada de papá, ¿no?

—No podemos contarle nada, y mucho menos estando aquí Maxine —dijo el chico en un susurro—. Si es cierto lo que cree papá, no es cosa nuestra decirlo.

—Ya, ahí llevas razón. Y no te voy a mentir, me muero de curiosidad de saber qué está pasando ahí arriba —Ian rió ante las palabras de su melliza.

Mientras tanto, Leigh no dejaba de caminar de un lado a otro de la habitación.

—¿Por qué?

—Cariño, me puedo estar equivocando.

—Anthony, no te puedes equivocar con esto. Simplemente no puedes.

—Leigh...

—No, ni Leigh ni mierdas. En el piso de abajo están nuestros tres hijos. ¿Te merece la pena, Anthony? ¿Me lo estás diciendo en serio?

—Le...

—¿No tuviste suficiente con la Guerra Mágica, que quieres participar en otra?

—Leigh, para —su marido se levantó, y puso sus manos sobre sus hombros—. Ha sido solo un sueño, no tiene por qué ocurrir. Además, lo notaría.

—No me puedo creer que estemos otra vez en este punto —murmuró apartándose de su marido.

—No estamos en ningún punto, Leigh, de verdad. Mira, me los voy a llevar al Mundial mañana. Volveremos, y te lo contaremos todo, ¿de acuerdo? —tras mirarle a los ojos, Leigh asintió con su cabeza y suspiró.

—Vale, bien. Bien —Anthony dejó un beso en la frente de la rubia, y le abrazó.

—Te prometo que todo está bien.

—Y yo te creo. Pero entiéndeme, sois mi vida, no quiero que os pase nada malo.

—Vosotros también sois la mía, aunque a veces me den ganas de pillar a esos tres y lanzarlos por una ventana —Leigh no pudo evitar reír—. Venga, vamos. No me extrañaría para nada que los mellizos estén escuchando detrás de la puerta.

Halo ||Draco Malfoy||Kde žijí příběhy. Začni objevovat