3 - El chico de Instagram

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El plan había cambiado después de haberlo pensado durante mucho tiempo o más bien, durante el camino de regreso a su casa

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El plan había cambiado después de haberlo pensado durante mucho tiempo o más bien, durante el camino de regreso a su casa. Astrid sabía que de nada le servía contactar con Benjamín, por lo menos no del modo en el que lo había planeado. Ahora comprendía que su plan requería de algunos ajustes al no haber contemplado los obstáculos. Ema era uno de sus principales problemas.

En su lugar, fingir ser la novia de Benja frente al perfil social de Ema, era lo más adecuado para sacarla del camino. Con eso en mente, tomó asiento frente a su escritorio y se apresuró a buscar la cuenta de sus compañeros.

No le fue complicado encontrarlos, en Internet todo aquel que tuviera cuenta en Facebook era fácil de encontrar en otra red social. Eso era Ema, una amante de las redes sociales, con su información de contacto expuesta ante el mundo. Era como estar presente en cada segundo de su vida. Justo ahora, Astrid sabía que se encontraba con Benja en el parque.

—Te tengo —susurró con felicidad y cierta antipatía al encontrar su perfil en Instagram.

"Hey, estuve pensando en lo que me dijiste". Astrid había recibido un mensaje en su cuenta falsa. La noche anterior había estado conversando con Mike hasta casi las tres de la madrugada.

Él le caía bien, sus conversaciones eran amenas y para nada aburridas. El chico la hacía reír bastante.

"¿Sí? ¿A qué conclusión has llegado?". Escribió con interés mientras sonreía ligeramente.

"Concuerdo contigo y por mucho, ahora las películas de Star Wars son mis favoritas. Alucino con esos giros".

"¡Te lo dije!".

Astrid deslizó el dedo índice entre las fotografías de Ema, con mucho cuidado para no presionar algún corazón en las publicaciones.

Ema era como la chica de su fake. Publicaba casi cada dos minutos.

—Eso debería catalogarse como una enfermedad —habló frente al aparato.

—¿Qué debería catalogarse como enfermedad? —pronunció su hermano al borde de la puerta, haciéndola sobresaltar.

—Hacer publicaciones cada dos minutos en las redes sociales.

—¿No es más enfermo pasar el día entero viendo las publicaciones de otros? —preguntó con gracia mientras se acercaba a su mesa de trabajo.

—Sí, es a lo que me refiero. Pero yo no me paso el día entero viendo publicaciones...

—Sí, como digas... ¿Proyecto Venus? ¿Qué es esto? —cuestionó Matías al coger una hoja con excelente caligrafía sobre la mesa de Eissi, situada a un lado de su teléfono móvil.

—No es nada —respondió arrancándole la hoja de las manos. La dobló por la mitad y la guardó entre las hojas de su libreta, con rapidez.

—Venus, ¿la diosa del amor? ¿En qué te estás metiendo ahora, Eissi? —cuestionó con mucho interés.

Proyecto VenusWhere stories live. Discover now