catorce

2.6K 220 47
                                    

—Déjame ver si entendí bien...—Susurró la Antonia mirándome con los ojos entrecerrados, como si estuviera pensando en un cálculo matemático y no pudiese entenderlo a la perfección. Me removí en mi cama nerviosa ante su mirada—, ¿nos estai contando que tu ex se tiró a tu amiga estando en una relación contigo?

Asentí mordiéndome el labio inferior.

—¡Qué maricón! —Se quejó el Bruno chasqueando la lengua.

—La verdad es que sí, no sé qué tipo de concepto tendrán de relación y amistad esos dos—Murmuró la Anto con el ceño fruncido. —, ahora entiendo mucho mejor por qué ayer capeaste clases y hoy no fuiste al colegio, preciosa.

Tragué saliva.

Los chiquillos habían decidido ir a verme a mi casa ya que no me había aparecido por el colegio, ni tampoco había respondido los mensajes de nadie. Y es que me sentía colapsada, en muy poco tiempo me habían pasado muchas cosas y todo lo que pensaba que tenía controlado se fue a la cresta. Tampoco había podido sacarme de la cabeza el beso que nos habíamos dado con el Damián, y eso me estaba volviendo loca porque precisamente ahora no quería tener ese tipo de preocupaciones por ningún mino.

—Esos dos culiaos hicieron mierda la confianza que les habiai entregado—Volvió a hablar la Antonia, aproximándose hacia mí para sobarme la espalda—, pero míralo por el lado bueno, la vida sacó de tu vida a dos personas que no te aportaban en nada, Nise. Siempre he sido de la idea de que las cosas pasan por algo y créeme que a esos dos hueones les va a faltar vida para pagar todo el daño que han hecho.

Suspiré.

—¿Y pensai hacer algo? —Preguntó el Bruno mientras se daba vueltas en la silla de mi escritorio, lo miré tratando de procesar su pregunta, porque claramente sabía a lo que se refería—, ¿vengarte ponte tú?

Mordí mi mejilla por dentro, no era mi onda hacer esas hueás, por muy enojada que estuviese.

—No sé... Ni siquiera lo había pensado.

La Anto se volteó para fulminar con la mirada a mi mejor amigo, sin embargo éste ni se inmutó.

—No quiero meterme, pero lo mejor es dejar que las cosas caigan por su propio peso, tarde o temprano lo pagaran—Dijo en respuesta a la pregunta del Bruno, recibiendo un encogimiento de hombros por parte de él.

—El karma, ¿verdad?

—Así es.

—Mira no sé, lo único que sé es que agradezco de que por fin te hayai dao cuenta la clase de hueones que eran esos dos, porque puta que me caen mal—Sentenció el Bruno llevándose las manos a su pelo negro para desordenarlo y empezar a hacer muecas frente al espejo de mi tocador. —. No vale la pena darles tanta tribuna, son el uno para el otro.

—Eso es verdad, piensa que tú no hiciste nada mal, bebé. —Trató de animarme la Anto mientras me sonreía con positividad.

—Gracias—Hablé con un hilo de voz. —, por venir a verme y preocuparse.

Los dos posaron sus ojos sobre mí y la Anto sin previo aviso se abalanzó sobre mí dándome un fuerte abrazo.

—¿Y cómo no? Si a pesar de que nos conocemos desde hace muy poco, erís una mina la raja y ya siento que te quiero mucho—Se sinceró posando sus brazos alrededor de mi cuello. Abrí mis ojos de par en par mientras exhalaba el olor dulce que desprendía.

—A mí tampoco tenís que agradecerme nada, por algo soy tu mejor amigo, tontita—Me guiñó un ojo el Bruno, aunque apenas sacó su celu del pantalón y sus ojos vieron la pantalla de su celular su cara palideceó y su expresión cambió por completo—¡Por la chucha! Tenía que ir a buscar a la Esperanza, hueón. ¡Las tías del jardín me van a huear de nuevo!

CondicionesWhere stories live. Discover now