Capítulo 19

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Oäk

Así de simple. Así de jodidamente simple y aquello que tendría que haber sucedido desde hace mucho, mucho tiempo y un infierno de por medio, estaba hecho.

Sam era nuestra y pronto lo sería más que en solo palabras.

Al fin el imbécil sonriente al que consideraba mi hermano y que ahora mismo me daba jodidas miradas endiabladas de complicidad había hecho la jodida cosa correcta. Tal vez solo fuera la mierda desvalida que sentíamos brotando a través del lazo desde nuestra chica cuando con tanta dignidad se enfrentaba a la mirada inquisidora de mi jodida tía con quien no estaba ni cerca de terminar por toda la mierda que nos había tirado encima. O solo fuera que el imbécil ya no podía esperar más para limpiar toda su jodida imbecilidad con la que se había movido siempre con ella, lo importante era que al final de cuentas había pateado su estúpida arrogancia eterna y había reclamado a Sam sin que nadie lo estuviera esperando todavía, sin ningún titubeo ante la mirada pasmada de la perra de Aymerii quien al parecer aún no terminaba por creer que aquello estuviera sucediendo, sobre todo con la mención de la boda real. Mierda, Sam ahora mismo deseaba apuñalar a Arien y a mí en nuestras partes bajas y hacerle un festín al jodido perro del infierno.

- ¡Oh nena, mira tu cara! – Arien definitivamente era un imbécil suicida que jugaba con la integridad de sus bolas mientras se cruzaba de brazos intentando al igual que yo prestar oídos a la perorata de informes por parte de uno de mis generales con respecto a los daños de la noche anterior, pero con la graciosa carita enfurruñada de Sam era imposible – Cualquiera diría que te han prometido liebres y te han enviado lagartijas ¿Es que acaso no te emociona la idea de ser la radiante novia? –

- ¡Cállate! – siseó ella como una cobra a punto de escupirte en los ojos – De donde vengo, par de jodidos idiotas, este tipo de propuestas se hace con un anillo y un dulce y encantador sujeto hincado en una rodilla, sudando jodida agua bendita por los nervios – Ella miró con furia indistintamente entre el idiota sonriente y yo que no tenía mayor diferencia en el gesto – En lo que a mi respecta, no tengo un anillo, ustedes tienen el culo demasiado mimado para hincarse ante alguien y según escuché desde que llegué a este sitio su historial de cama es tan jodidamente pesado que dudo mucho que tengan ni siquiera bendecido un jodido cayo del pie, así que no. Nos soy una radiante novia ni voy a serlo... -

Arien mordió una risa ladina importándole poco el berrinche de nuestra malcriada mujer –Nena, eres jodidamente bien difícil... - luego se encogió de hombros mirando al frente sin dejar de sonreír como un idiota – Además... ya llevas nuestra bendición dentro de ti. Lo demás son solo detalles... -

Creo que de no haber sido porque iniciaría una jodida guerra allí mismo ella habría prendido fuego al idiota y de paso a mi también, hubiera cortado nuestras bolas y las habría asado como salchichas en el infierno.

- Cariño... - murmuré en tono conciliatorio, pero ella me estacó con su mirada furiosa.

- ¡No me llames cariño! – masculló en voz baja – par de jodidos duendes tramposos, sin moral ni respeto por las buenas tradiciones ni porque estas les besaran el culo y les colgaran un maldito collar de flores... -

Ella era así, y era por eso que yo la amaba tan jodidamente tanto. Y ahora ella era nuestra, malditamente nuestra de manera oficial y ante los ojos de todo jodido Faiel, sobre todo, ante los ojos del puto elfo narcisista a nuestras espaldas que al parecer deseaba hacer jodido estofado con nuestras pieles y alimentar a las bestias de los abismos por solo respirar cerca de ella. ¿Qué demonios se creía el bastardo presuntuoso de mierda? ¿Qué lo recibiríamos con los jodidos brazos abiertos después de que secuestrara y pretendiera follarse a la que era mi mujer? Sam había sido jodidamente indulgente con él, pero yo no y como que el infierno quemaba el culo, Arien tampoco. Después de unirnos a Sam, ambos seríamos regentes consortes en el mundo oscuro, lo que era lo mismo, los jodidos reyes de ese imbécil idiota cuya suerte vería extinguirse como la llama de una jodida vela al viento.

AwenWhere stories live. Discover now