Experimenta Conmigo [+18] ✔️ (COMPLETA)

O C H O | P E R D Ó N

"No lo conocía, pero que me ignorase tras hacerle daño si dolía... Y más que el daño que me hacían físicamente"

Abby

Había pasado una semana después de aquello. Ya estaban a mediados de noviembre y las clases estaban siendo bastante estresantes para los estudiantes de ese lugar.

Abby se sentía como la peor persona de la faz de la tierra y después de eso, Mike no volvió a hablarle. Ni siquiera lo veía tras la puerta, esperándola para pasar el rato. Y supo que ella había sido una idiota por ello.

Quizás por eso mismo no quería tener amigos, porque luego era doloroso perderlos. Solo había tenido una amiga en su vida y, por razones de popularidad, decidió hacer lo más rastrero y contar el secreto que ella tenía, cosa que ese secreto la seguiría siempre de por vida. Y por culpa de ello, ahora todos se reían de Abby.

Supo que no debió dejar que Mike se acercase a ella, porque solo fueron un par de ocasiones, pero fueron suficientes para acostumbrarse a él y dejar que entrase en su mente.

Y ahora, tras terminar la clase, observó fugazmente la clase de al lado, donde Mike se encontraba sentado tomando apuntes antes de marcharse al descanso. Abby lo observó por unos segundos antes de que un joven la empujara por las prisas y le hiciera abrir los ojos de que eso era acoso. O al menos ella sentía que era eso.

Negó con la cabeza para marcharse y decidió irse al campo de fútbol, para sentarse en las gradas, alejada de toda persona y sacar ese sándwich que le había dado tiempo a hacerse antes de salir de su casa.

A veces –o la gran mayoría– era un asco para Abby. Sabía que estaba muy bien tener espacio para sí misma, pero eso implicaba no poder contar con nadie, hacer los trabajos sola, estudiar sola. Prácticamente estar sola todo el tiempo. Y la soledad la hacía pensar que quizás era por su culpa, como le había dicho Mike. En parte tenía razón, pero por otra no. Quiso llorar allí mismo, sabiendo que nadie se preocuparía por ella. Deseó llorar allí e ignorar todo lo demás.

Pero la presencia de alguien le hizo cambiar de idea.

—Abby, ¿cómo estás? No te hemos vuelto a ver en el recreo —dijo Johanna, la joven a la que le había ayudado y que tan simpática era.

Y era cierto, Johanna no era como las demás mujeres. Ella también había sufrido. La llamaban de una forma despectiva por su fama con los hombres, pero lo cierto es que la realidad era otra y siempre había estado media enamorada de su mejor amigo Jonathan, jugador del equipo y mejor amigo de Mike. Cabía destacar que Johanna fue el primer amor femenino de Mike, el cual ahora tenía serias dudas sobre su orientación sexual y ya no se consideraba completamente gay. Y ahora era culpa de Abby de que Mike no dejase de pensar en ella, a pesar de que la estuviese ignorando esos días.

—Bueno, pensé que era mejor no molestarles... —susurró la muchacha.

Johanna la observó con extrañeza. No le gustaba que las personas hablasen así de sí mismas y ella lo sabía muy bien por ello.