Experimenta Conmigo [+18] ✔️ (COMPLETA)

C U A R E N T A | A M A R

"Estaba extraña, la conocía muy bien y quería que hablase conmigo"

Mike

La joven Abby no paraba de mirar hacia la puerta cada vez que escuchaba la campanita. Llevaba obsesionada desde que había entrado a trabajar.

Sabía que, dentro de poco, alguien entraría por esa puerta, alguien conocido de Theo, y le haría entrega de la dirección a la que Theo quería que ella fuera. No sabía que le depararía después de trabajar, después de tener esa dirección y menos de lo que le diría a Mike. No sabía nada y solo no podía dejar de pensar en Mike, su padre y su madre.

No dejaba de mirar a su novio, de decirle que lo amaba desde hacía dos días. No paraba de abrazarlo cada vez que se iban a dormir, porque sabía que esa era su última vez a su lado.

Prefería proteger a su novio antes que decírselo. Lo amaba y sabía que quizás las cosas no saldrían bien y ella saldría dañada, pero debía hacerlo por él y por sus padres. Quedaría con Theo y se marcharía lejos, muy lejos de ese país.

Quizás sería ingenua, quizás sería idiota o, incluso, egoísta. Pero cuando ya habías perdido mucho, y sabías que podías perder más, era mejor irse. Y eso, es lo que ella iba a hacer.

—Abby, ¿estás bien? —cuestionó su jefe a su lado, al ver que su trabajadora no paraba de mirar la puerta nerviosa.

Y Abby, con la voz quebradiza, asintió.

—Si... Perdona.

Su jefe no dijo nada más, pero supo que ella no estaba nada bien y quería seguir preguntándole, pero al ver que Abby no iba a dar su brazo a torcer, prefirió dejarlo y seguir trabajando.

De pronto, la campanita sonó y sus alertas sonaron en su mente. Abby levantó la cabeza del café que estaba preparando para luego girar su cabeza y observar la persona que entró.

Bajó los hombros al descubrir que era una mujer mayor con lo que posiblemente era su marido de su misma edad. Y los envidió al verlos juntos de la mano y aún enamorados, deseando que esos fueran ella y Mike.

Pero no podía ser. Nunca podrían ser.

—Payne —escuchó ese apellido que deseaba quitárselo desde hacía mucho tiempo y más ahora sabiendo que aquel hombre no era su padre.

La joven levantó la cabeza para encontrarse con un hombre extraño, de posiblemente la misma edad que Theo. No lo visualizó como uno de los amigos principales de él, pero se imaginó que debía ser algún conocido.

Su miedo salió a la luz, y lo peor vino cuando su voz llena de inseguridad, volvió a salir de su boca.

—Si...

El hombre, metiendo su mano dentro de la chaqueta, le entregó a escondidas un papel doblado. Esta lo tomó para luego mirar al hombre que tenía frente a él.