Experimenta Conmigo [+18] ✔️ (COMPLETA)

D I E C I N U E V E | M I R A D O R

"Ya me había enamorado anteriormente, pero esta sensación era completamente nueva y necesitaba demostrárselo"

Mike

Una joven Abby paseaba por su cuarto algo nerviosa.

Quedaba media hora para la hora y no dejaba de pensar en que en cualquier momento Mike podría aparecer y solo esperaba que no fuera así.

Le había mandado un mensaje horas antes, respondiéndole a una foto sugerente que él le había enviado con un mensaje que ponía "esta noche; fiesta". Pero ella le había dicho que no podía y le había dado la escusa más cutre jamás dicha en la historia.

"Tenía que hacer la colada" —se repitió ese mensaje en su mente y negó con la cabeza.

Abby tenía miedo de escaparse. Su sangre no corría nada de aventurera como Mike y al ser una persona que jamás había corrido aventuras, se sentía insegura por eso. Así que prefirió hacer lo más sencillo y seguir en su estado de confort. Pero su duda y preocupación de que Mike estuviese enfadado con ella seguía en su mente, debido a que no le había respondido al mensaje, pero ella sabía que lo había leído.

Llevaba su móvil sujeto en su mano mientras miraba la conversación y la repasaba mil veces en su mente, para saber si su respuesta había sido mal dicha para que Mike estuviese cabreado, pero solo conseguía preocuparse mucho más que antes. Y tres toques en la puerta hicieron asaltarla de un susto y terminó con su móvil sobre el suelo y sus ojos se agrandaron al ver a cierto rubio fuera de su balcón, con esa sonrisa y esperando a que ella le abriera. Le hizo recordar a la película cuando Troy Bolton fue a visitar a Gabriella.

No supo como es que él había subido hasta aquel pequeño balcón que tenía ella, supuso que sería gracias al árbol que tenía pegado y que le había puesto unos tablones de madera fingiendo que fuera una escalera para escapar cuando deseara. Pero nunca lo había utilizado. Y ese árbol era el culpable de que siempre estuviese limpiando esa parte de las hojas que caían.

Corrió a abrirle la puerta de cristal, asustada y preguntó;

—¿Mike?

—Vamos, ya Jonathan y Johanna están de camino —dijo y la miró de arriba abajo y negó con la cabeza, mientras entraba a su cuarto ordenado—. ¿Qué haces que aún no te has vestido?

Ese hombre tan alto, tan guapo y con esa ropa tan galante que se había puesto esa noche, con esos pantalones ajustados y una camisa roja por dentro del pantalón y con los tres primeros botones de la camisa desabrochados la hacían tragar en seco, al ver los músculos de él y ese tatuaje tan llamativo.

—Mike, no puedo salir... Te envié un mensaje y....

—¿Tienes que hacer la colada? Bobadas —respondió, caminando a su lado en esa habitación y, mientras se quitaba esa chaqueta de cuero negra, dijo. —Vamos a meternos en tu armario, te pondremos hermosa y saldremos juntos en mi moto. —La miró con la mayor sonrisa del mundo y concluyó con un. —Vamos.