Elizabeth Stonkh; la más hermosa mujer que Draco había visto en su vida. Amigos desde pequeños, sabían perfectamente que sus vidas estaban destinadas desde siempre pero; ¿que pasaría si Eli se enamorara de otra persona?
Draco sabe mejor que nadie qu...
Draco se veía terriblemente adorable cuando se sonrojaba de esa manera; pero era más adorable cuando tartamudeaba porque, claramente, no era algo muy típico en él.
-Lo lamento, no te entendí- hace poco mi mejor amigo explotó con una oración tan rápida y poco audible que con esfuerzo y pude escucharlo. Él no me miraba, por el contrario, parecía que estaba evadiendo cruzar sus ojos con los míos.
-Nada...-suspiro en reproche después de unos cuantos minutos- Estaba a punto de hacer algo que arruinaría todo- y luego sonrió para sí mismo que para mí; esto me confundió mucho.
-Draco..-
-Tenemos que apresurarnos- me interrumpió casi en automático- Snape se molestara si llegamos tarde.-
No dije nada más; estábamos a buen tiempo de llegar sin embargo conozco a Draco y si lo obligaba a decirme algo que tanto se esforzaba por ocultar seguramente no terminaría nada bien.
Con el tiempo llegamos a las Mazmorras, todo el tiempo sostenía a Draco del brazo, era una costumbre en mi tenerlo tan cerca como pudiera después de todo mi niñez, mi infancia, casi toda mi vida me la eh pasado a su lado por lo que definitivamente no hay una persona en la que confíe más que él.
Abrimos la puerta del Aula y apenas se estaba llenando, sin embargo como buen líder de casa y exigente maestro Severus Snape ya estaba de píe, en el centro del salón con la mirada pérdida en la nada; a veces me preguntaba cuál era el pasado de ese profesor para ser tan frío y calculador como aparenta pues, si de algo estoy completamente segura es que las personas frías son las que han sufrido más y las que, muy dentro de sí suelen tener el corazón más cálido de lo que aparentan. Así es; todo esto lo digo por Draco.
-Profesor Snape- Salude con respeto- buenos días.-
-Señorita Stonkh, Joven Draco- nos saludó a ambos con aire desinteresado. Y eso que somos sus alumnos estrella.
Nos sentamos en las primeras gradas que estaban ubicadas en circulo; no estábamos en cualquier sala de las Mazmorras, era una especial que, sinceramente jamás había visitado, ni siquiera sabía que existía; no había nada más que esas gradas, un megáfono lleno de polvo (al parecer lleva mucho sin usarse) y el centro era totalmente vacío; me atrevería a decir que era un lugar especial para bailar. De cualquier manera que la viera parecía abandonada definitivamente.
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Sin embargo, la luz que emanaba era hermosa, se sentía cómodo y definitivamente nada cegador.
-¿Que es este lugar Draco?- pregunte a la par que acomodaba mi uniforme con elegancia.
-Nada interesante- se limitó a decir de nuevo pensativo. Parecía que algo le preocupaba y que, seguramente, no me lo diría.
-¿Acaban de llegar?- nos interrumpió la voz de Vicent quien llego a nuestras espaldas.
