Capítulo 22: Tres días.

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Parte II.

En lo primero que me fijé al abrirse la puerta fue en la enorme cama roja y el cuerpo semi desnudo que había allí. Entré lentamente con Kayla detrás de mí, me acerqué lo más que pude con el corazón casi en la boca. La habitación estaba repleta de juguetes utilizados, según yo, para el sadomasoquismo.

Con la punta de los dedos moví el cabello que cubría el rostro de la chica, ante el tacto ella abrió los ojos y me miró perpleja. No, no era Alison.

—Disculpa. —Susurré retrocediendo con Kayla pegada a mi espalda. —Vamonos.

La chica se levantó cubriendo sus pechos, podía notar que a penas y llegaba a los dieciocho años o menos.

—¿Está todo bien? —Me atreví a preguntarle a la chica quien asintió y volvió a acostarse como si nada.

—Ya pueden irse. —Dijo el padre de Zeth cerrando la puerta detrás de él. Lo miré horrorizada, es un maniático y por lo visto un pedófilo, la chica podría ser su hija.

Sentía la bilis en la gargantas amenazando con salir. Drew se percató y me tomó de la mano para ayudarme a salir. Tenía que encontrar a Alison, no tenía un buen presentimiento respecto a esto.

Martes, 3:23 p. m.

Llevaba horas sentada en las escaleras del jardín de mi casa. Mamá salió varias veces para ver si estaba bien y duraba varios minutos abrazándome.

Le acaricié la espalda lentamente a Shark mientras intentaba controlar el llanto.

—Te traje esto. —Dijo mamá sentándose a mi lado con un vaso de limonada. —Está haciendo calor.

Asentí tomando la bebida entre mis manos, le di un sorbo y luego me quedé mirando el líquido.

Han pasado dos días desde que Alison desapareció, para mí es demasiado, ella no está con su familia, he estado en contacto con su cuñada y su hermana, las cuales me aseguraron que no habían tenido ningún tipo de contacto con ella.

Al iniciar el día ya estaba junto a Kayla en el departamento de policía reportando el caso el cual archivaron hasta el miércoles que sería cuando cumpliría las 78 horas.

Sentía que no podía más con ello, en ocasiones sentía mi piel arder, no podía dormir, ni siquiera lograba pegar el ojo en los dos últimos días, los cuales pasé en su departamento sentada en el balcón frente a la puerta esperando verla entrar sonriendo pidiendo disculpas por haberse tardado.

—Ella está bien Billie. —Susurró mi madre. La miré con las mejillas empapadas por las lágrimas. —Ella está bien.

Me quebré por completo y recosté la cabeza en las piernas de mamá mientras sus manos me acariciaban el cabello lentamente.

Ya no sabía dónde mas buscar, a quién mas preguntar, ni siquiera tenía mas amigos que Kayla y ésta ni siquiera podía imaginar a dónde pudo haber ido.

Tiempo después Finneas llegó y reemplazó a mamá, mi hermano también estaba preocupado e intentó ayudar en lo que pudo.

Mi teléfono vibró en mi bolsillo, contesté inmediatamente al leer el nombre de Kayla en la pantalla.

—Sí. —pasé a secarme las lágrimas con las manos.

Zeth me escribió. —Habló. —Quería saber si volvió.

Solté una pequeña risa sin ganas y levanté la cabeza. Finneas hizo señas preguntándome a lo que negué.

—Que se joda. —Dije tirando mi cabello hacia atrás. —No creo en su preocupación.

En mi pielWhere stories live. Discover now