Capítulo 35: Sentir.

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La chica no ha dejado de llorar en mis piernas desde que entró, ha pasado mas de media hora y ni siquiera ha dicho una palabra.

—Kayla. —Le llama Billie finalmente poniendo su mano en su cabeza pero la otra no se mueve. —Kayla, vamos Kayla, levántate.

No sé que decir, mis manos están sobre el sofá desde hace rato. Tras pensarlo las dejo caer en su cabello y lo acaricio deslizando lentamente mis dedos.

—Hey. —susurro provocando que levante bruscamente la cabeza, sus ojos están rojos he hinchados.

—¿Estoy soñando? —Pregunta pasando sus manos por su rostro e inconscientemente se arruinó aún más el maquillaje.

—No.—le niega Billie y tira de sus muñecas dejándola frente a ella. —Es ella Kayla, es nuestra Alison, está aquí y vive.

Las lágrimas inundaron el rostro de la ojiazul por igual y ambas se abrazaron llorando. Kayla se soltó de Billie y se arrodilló frente a mí, sus manos fueron a mi rostro, fue inevitable mirarla a los ojos que a pesar de estar rojos e húmedos se ven hermosos.

—Alison. —Susurra. —Yo, yo te extrañé tanto. —Sus dedos acarician todo mi rostro para después pasar a mi cabello el cual tomó entre sus dedos hasta que se levanta y pega sus labios a mí frente en un dulce beso.

Cierro los ojos y sostengo unas temblorosas manos, ella se aparta y vuelve al suelo dejando su cabeza sobre mis piernas. Miro a Billie quien pasa las palmas de sus manos por sus mejillas y no puedo evitar recordar sus suaves labios sobre los míos por lo que aparto rápidamente mi vista de ella.

Unos minutos después veo como los ojos de Kayla se cierran quedando completamente dormida. Sonrío a la vez que le acaricio el cabello, se siente bien saber que le imoorto a más personas de las que he creído.

—Buscaré algunas cobijas para acomodarla en el sofá. —Dice Billie a lo que asiento con la cabeza sin mirarla.

Siento como se levanta y va hacia el pasillo, solo entonces la veo de espaldas y suelto un jadeo viéndola perderse en una de las puertas.

Para cuando ha vuelto ya he dejado a Kayla acostada en el sofá, le quito los tacones mientras Billie deja una almohada bajo su cabeza y luego la cubre delicadamente con la cobija.

La tensión se siente y mi confusión en más grande que la curiosidad por lo que me evito hacerle alguna pregunta sobre mí porque no puedo mirarla sin sentir su labios sobre los míos, pero es inevitable, siento como mi piel se eriza al recordarlo.

Sé que está mal y me duele haberle correspondido sin pensar en Freya, mi novia.

—Deberías ir a dormir. —Dice aclarando su garganta.

—¿Y tú? —Le preguntó mirándo a todos lados menos a du dirección. —La cama es sumamente grande, tú puedes venir con nosotras.

—No te sentirás cómoda. —Se niega y sé que es lo que más desea en este momento.

—No me sentiré cómoda pensando toda la noche en cómo te harás para dormir. —Le aclaro y finalmente me atrevo a mirarla, ella asiente sin levantar la mirada de la que está dormida en el sofá. —Te espero en la cama.

Paso por detrás de ella sintiendo como los latidos de mi corazón se aceleran ante su olor y casi corro a la habitación. Arya ante mi peso se mueve un poco y sube una de sus piernas a mis caderas aún dormida, me acomodo sin quitarla e intento conciliar el sueño pero no puedo.

Froto mis ojos lentamente luego de pasar una hora mirando hacia el techo, pensando en todo, en lo que signifiqué para Billie y en lo que ella fue para mí, al cerrar los ojos los de ella se presentan en mi mente como una lámina por lo que no he vuelto a cerrarlos.

En mi pielWhere stories live. Discover now