¡Oye! Ése es mi libro

24

"Primera regla de salud mental:
Aprende a distinguir quién merece una explicación, quién merece una respuesta y quién merece absolutamente nada." —

Dylan no volvería a estudiar aquí.
¿Qué estaba pasando? ¿Acaso Dylan se iría?

Sacudí mi cabeza. No entendía nada. Todo era muy confuso.

— ¿Así qué no volverá?, —mi pregunta salió sin fuerzas.

—Eso es lo que parece Hayley, a mí también me resulta muy extraño todo...

Katlin me miró con pesadez, sabía lo que estaba pensando, sabía que me dolía. No éramos nada... Pero aunque me costará admitirlo, quería que fuéramos todo.

Él lo consiguió. Fue inútil resistirme. Terminé enamorada de él.
Terminé deseando que su corazón si fuese mío.

Nunca olvidaría la ridícula forma en que trato de llamar mi atención por primera vez:

"— ¡Aquí lo importante es que tienes algo que me pertenece!

— ¿Mi corazón?—preguntó dejándome contrariada.

—Que yo sepa todavía no se lo he dado a nadie, —agregó como si fuera la conversación más normal del mundo."

Ansiaba ser la persona a la que se lo entregará... Si tan solo fuera tan fácil...

Antes de poder decir más, la silueta de un muchacho apareció ante nosotras.

Mi corazón se encogió pensando que era Dylan... Pero, por lo visto, ya comenzaba a alucinarlo porque en el momento que volteé, en el lugar que pensé que podría estar, apareció un joven de cabello castaño que nos saludaba con entusiasmo.

— ¡Hey! ¿Qué tal? Soy Marvin.
— ¡Hola! — lo saludó Katlin con amabilidad.
—Así que tú eres la novia de Dylan, —sus ojos fueron directo a mí, en espera que le afirmara su suposición.
— ¿Quién te dijo eso?, —le cuestioné contrariada.

—Nadie tenía que decírmelo dulzura, después de su declaración a los 4 vientos toda la escuela se enteró.

— ¡Por cierto! ¡Me gustas mucho enana!, —repitió en voz socarrona aguantando las ganas de reír.

—Verlos juntos después de eso, no fue una sorpresa para nadie, —agregó con aires de superioridad.

— ¿Y éso a ti que te importa?, —le espetó Katlin.

—Calma gatita.

Oh no. En lo que se acaba de meter... Que descanses en paz Marvin. No fue un gusto conocerte.

Katlin se levantó furiosa.

— ¿A quién le acabas de decir ga-ti-ta?

Hizo énfasis en cada sílaba, para que se diera cuenta lo mucho que le molestó su dichoso apodo.
No la detuve. Ése tipo se lo merecía. No necesitaba más detalles para saber que era un metiche de mucho cuidado.

— ¿Tienes algún problema con eso ga-ti-ta?

¿Acaso tenía tendencias suicidas o qué?

—Mejor huye, —le recomendé tomándole un buen sorbo a mi bebida.

—A mí nadie me dice gatita, —exclamó furiosa y con la misma velocidad del viento, la palma de su mano azotó en su cachete, podría jurar que vi humo saliendo de su mano de la fuerza con la que le dio la merecida cachetada.

—Te lo advertí, —le dije encogiéndome de hombros, al notar cómo se sobaba su mejilla roja y adolorida.

Sus ojos brillaron en molestia, nos fulminó a ambas y como si no fuera suficiente para él, dio el golpe de gracia al hacer un último comentario, —Dylan tenía semanas sabiendo que se iría, seguramente solo fuiste un juguete con que entretenerse antes de su partida.

—No le hagas caso a ese gorila descerebrado Hayley. No sabe lo que dice.

A pesar del consuelo de Katlin, me costó mucho sacarme de la cabeza las palabras de Marvin, ¿Realmente Dylan sabía que se tenía que ir? Y si de verdad era así, ¿Por qué se esforzó tanto en hacer que cayera rendida a sus pies?

N/a: ¡Que dificil me resultó publicar hoy, ni el internet ni la luz cooperaban! ¡Pero aquí estoy! <3