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"Siempre imaginé que el paraíso sería algún tipo de biblioteca."—Jorge Luis Borges

Me senté con las piernas cruzadas frente a él

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Me senté con las piernas cruzadas frente a él. Nos rodeaba una inmensa muralla de libros. El enorme escritorio de Camille se encontraba al medio de todo, parecía un enorme el laberinto que tuvimos que recorrer para llegar al escondite final.

Dylan con aires de nerviosismo se limitó a recargar su espalda en un archivero que formaba parte de la estancia.

—Sabía que los gorilas de mi padre no tardarían en buscarme, —admitió.

— ¿Te escapaste?, —adiviné.

—Me estoy volviendo experto en eso, —aseguró entre dientes. —No me culpes, tenía que verte una vez más...

—Lo dices como si fuera a ser la última vez que nos veremos.

Un escalofrió empezó a recorrer mi cuerpo apenas pronuncié esas palabras.

—Por lo que veo no te sorprende, ¿Ya lo sabías verdad?

—No volviste a la escuela... ¿Realmente eres el hijo de Alejandro Stiles?

—Desgraciadamente lo soy y contra mi voluntad estoy obligado a irme.

Aun quería creer que no era cierto.

— ¿Siempre lo supiste?, —susurré en un vago intento de procesar el hecho de que evitarlo no lo haría menos real.

—Sí.

Su mirada se desvió de la mía al hacer esa simple afirmación.

— ¿Entonces por qué...?

"Dylan tenía semanas sabiendo que se iría, seguramente solo fuiste un juguete con que entretenerse antes de su partida."

— ¿Porque, qué? —insistió.

— ¿Por qué te esforzaste tanto en hacer que me enamorará de ti?

—Enana...—dudó en seguir, sus palabras fueron consumidas por el mismo aire. Su entrecejo se juntaba en una fina línea de incertidumbre. —Estoy cansado.

Deslizó su cuerpo por el archivero de forma que cayó su sentadera en el suelo. Estiró sus piernas con pesadez, el aura de su alrededor cambio por completo de un segundo a otro.

Fue entonces, al recargar su cabeza en el archivero, que sus labios se abrieron dejando escapar todo lo que llevaba reprimiendo durante mucho tiempo.

—Toda mi vida he sido un nómada. Un prisionero que es dirigido por una invisible cuerda que se enreda en mi cuello y debo llamar "Papá". Nunca he tenido una vida estable. He estado en tantas escuelas que no me alcanzarían los dedos de mis manos para contarlas todas. —Respiró profundo antes de continuar. —No importa donde vaya mi padre, su familia debe estar ahí.

¡Oye! Ése es mi libroWhere stories live. Discover now