Carta 2

86 12 2
                                    




Querido Papá:

Sigo de viaje. Recibí tu otra carta y gracias por contestarme. Estuve viajando por largos días, aún no encuentro un lugar en el cual quedarme. Quiero establecerme en algún pueblo donde pueda poner en práctica todo lo que aprendí en el taller de casa. Mi idea es poder trabajar como carpintero acá y tal vez poder abrir mi propio negocio. ¡Voy a poder independizarme Papá! Cuando sea sumamente exitoso y conocido entre las personas del pueblo, te voy a invitar para que te conozcan.

Lamento haberte causado dolor, pero seguro estarás mejor solo con mis hermanos, en especial con mi Hermano. A él sí lo amas, o lo amas más que a mí. Se nota que estás mucho más orgulloso de ser su Padre que el mío. Me doy cuenta por tu trato hacia él. ¡Recibe todo lo bueno! Siempre lo escuchas, le das lo que su corazón desea.

¡Si supieras todo lo que hace a escondidas tuya! ¡Si supieras las cosas que salen de su boca! Es un hipócrita y es mi deber informártelo. Su vida no coincide con las palabras que dice en casa. Cuando está afuera es otra persona. Miente, engaña, busca estafar a las personas, tampoco es sincero. Y lo peor ¡Todos lo aman! ¡Si supieran!

Me pregunto, ¿no sos un Padre justo? ¿La justicia acaso no es uno de tus atributos? Yo no creo que lo seas. Siempre me esforcé mucho más que mi hermano. Para ir a trabajar siempre me levantaba dos horas antes para limpiar y dejar todo en orden. Siempre limpiaba el lugar y lo dejaba en condiciones. Buscaba leña y madera nueva para poder trabajar. ¿Y mi hermano? ¡Durmiendo! Ocupado en vaya uno a saber qué.

Jamás me dijiste ni un gracias. ¿Y a él? Le dabas lo mejor. Lo dejabas irse antes del taller, lo colmabas de bendiciones y favores, todo le va bien. Pero no... conmigo no es el caso. De mí te olvidaste. Fuiste mucho más duro conmigo que con él. ¿Acaso no lo probas a él también? ¿O solo a mí me vienen problemas de todos lados?

Siempre traté de hacer todo para agradarte, para complacerte, para alegrar tu corazón, pero no. Siempre mi hermano recibió lo mejor. ¡A él si lo escuchas! Y lo peor es que le respondes siempre con lo mejor. Yo creo que a mi me das las sobras. Si evaluamos el trabajo que hago día a día deberías pagarme mucho más. Merezco mucho más por mi trabajo y obediencia.

¡Una vida mediocre tengo! No puedo avanzar ni progresar. Pero mi Hermano. ¡Ay  mi Hermano! Creo que vas a estar mucho mejor sin mí, con su compañía. Siempre me sentí excluido cuando él se sentaba a la mesa a conversar junto a los demás. ¡Yo no entiendo Papá! Él hace el mal y yo que trato de hacer lo mejor para gradarte, me pagas con lo peor. Realmente dudo de tu justicia. Dudo de que seas justo y bueno. Tal vez, con él si lo sos, pero conmigo... conmigo no.

¿Para qué te obedezco? ¿Para qué me esfuerzo en portarme bien si al final es todo en vano? ¡Las obras no te importan! ¡Listo! Dejo de hacer lo bueno, esforzarme, negarme a mí mismo si total... nada vas a darme a cambio. Mi Hermano hace todo lo contrario, sin embargo, lo seguís bendiciendo y escuchando.

Debo seguir mi viaje. Espero encontrar donde quedarme a dormir. Te aseguro que voy a estar bien. Voy a estar bien.

Cuando quiera ya voy a regresar... necesito despejarme y ver cómo es la vida lejos de casa.

Tu Hijo,

El Pródigo.

Cartas de un pródigo                               Where stories live. Discover now