Respuesta Carta 9

31 6 0
                                    


Querido Hijo:

Volvé a casa. A mí no me importa cómo te sentís, qué pensas, ni lo que hayas hecho. Volvé a casa. Volvé.

Te perdono. ¡Ya te había perdonado! ¡Ya te perdoné antes de que me hayas enviado la carta! Cuando morí en la cruz te perdoné de todos tus pecados. Los pecados pasados, presentes y futuros. Esto que hiciste, también te lo había perdonado. Quiero que sepas que ya sos perdonado.

¡Sos tan amado hijo mío! ¡Tan amado! Mi amor por vos no se cambia por lo que hayas hecho o no ni tampoco por lo que hagas o no hagas. Mucho menos te castigo por lo que hayas hecho mal... ¡NO! Eso es ley y soy un Padre de GRACIA. Quiero que recuerdes esta palabra. Gracia, gracia, gracia. Sublime gracia. No depende de lo que vos hagas o no hagas, depende de mí, de quién soy, de mi carácter y esencia.

Vivís en la GRACIA. La gracia no te juzga o condena. La gracia no mira tus pecados ni tus falencias. La gracia no hace diferencias. Tu corazón está arrepentido y eso es lo que deseo. ¡Reconociste tu pecado! ¡Lo hiciste! ¿Te arrepentiste? Para mí es suficiente. No hay nada que puedas hacer para cambiar mi amor para con vos. No hay nada que puedas hacer para que me vaya lejos. La gracia te cubre, la gracia te salva.

Volvé a casa. No voy a juzgarte, tampoco recriminarte. Solo quiero que vuelvas conmigo. Lo único que quiero es que te sientes a comer a mi mesa y verte feliz.

Tu pasado no importa, todas las cosas son hechas nuevas. Ya pasó. Solo quiero que vuelvas. Puedo darte esperanza. Puedo cambiar tu lamento en gozo. Puedo darte un propósito por el cual seguir. Puedo llenar el vacío que tiene tu alma. Puedo hacer que no te sientas solo. Puedo sanar tus heridas.

Vení, lloremos juntos, nos gocemos por qué has vuelto.

Te ama,

Tu Padre.

Cartas de un pródigo                               Where stories live. Discover now