Carta 6 al Maestro de las profundidades

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Querido Maestro de las Profundidades:

Cuánto me alegra que esté orgulloso de mí. Es un honor servirle. Es un honor que usted me diga eso.

Sé bien que el Objetivo se ha comunicado con su Padre. Era de esperarse. Está destrozado y no sabe a dónde ir. Quiere que vuelva a su casa, pero no voy a permitírselo. No va a ganarme. No va a poder. El Objetivo, aunque está dolido y necesite al Padre, seguiré ahora sus consejos y lograré que se sienta culpable.

Tan culpable se sentirá, que, de la vergüenza, no va a regresar jamás. Le diré que nadie lo quiere de vuelta, que todos están mejor sin él, que nadie quiere recibirlo. Lo convenceré con mentiras de que en su casa todos lo juzgarán. ¡Eso! Le diré que da vergüenza, que los otros van a mirarlo mal y va a ser el hazme reír del pueblo. Que en su casa todos hablan mal de él y que es un fracaso para todos. Lo convenceré con mentiras de que ni aun sus hermanos lo quieren de regreso.

Pero por sobre todo, haré que piense que ya no tiene perdón. Que causa vergüenza ante los ojos de su Padre. Que ahora está tan sucio por las cosas que pensó y vivió, que no podrá mirar a los ojos a su Padre de la vergüenza que va a sentir. Le llenaré la cabeza con mentiras de que no es amado y que a causa de todo lo que pasó, ya no es más llamado un hijo.

Además, le recordaré una y otra vez todo lo que hizo en este lugar. Le traeré imágenes de esa noche con la jovencita, le susurraré a su oído malos pensamientos y le haré creer que tiene el "peor de los corazones" que pueden llegar a existir. Con esa siempre caen los inútiles seres humanos. Se creen que son los "únicos" que pecaron de esa forma... ¡Ay que triste! Son tan ingenuos en creer que a nadie más le pasa. PFF. Me divertiré un rato causándole dolor y culpa a su herido corazón.

Me espera una larga noche. Prefiero molestarlo en sueños. Turbaré su dormir. No lo dejaré en paz. No dejaré que descanse ni un segundo mientras lo molesto.

Le seguiré informando como sigue todo. Tal vez necesite ayuda ya que el Padre está obrando en el corazón del Objetivo. Esperemos que el vínculo ya esté tan roto como para que el joven se trague todas las mentiras que voy a ir susurrándole.

Me despido cordialmente,

Su Humilde Servidor.

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