Carta 3 al Maestro de las profundidades

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Querido Maestro de las Profundidades:

El Objetivo está cada vez más lejos de volver a casa. Lo noto en su semblante y en sus decisiones. Pude observar sus movimientos y cada vez se siente más a gusto con el pecado y el mal. ¡Qué delicia! ¡Ver que solo se va destruyendo!

Aun no le encontré a ninguna jovencita para confundirlo, pero ya lo hice codiciar un poco a otras chicas mientras caminábamos por el mercado central. Lo ayudé a buscar un lugar para ese tan ansiado taller que él desea.

El taller está bien ubicado, cerca del puerto, por lo cual día a día llegan jovencitas adineradas en busca de telas finas y joyas carísimas. Si no, también en el pueblo, abundan las prostitutas. Tal vez, si logro que se aleje aun más lo convenza de acostarse con una de ellas.

Pero el Objetivo tiene algunas cosas todavía arraigadas de su casa. No creo que llegue a tan lejos, no creo que llegue a pensar en acostarse con una prostituta. Bah, por lo menos hasta ahora. De seguro que en su corazón ya lo deseó. ¿Qué me recomienda que haga?

De todas maneras, el Objetivo está más confundido que nunca. Le hice pensar que su Padre decide todo, que todo pasa por su voluntad "perfecta". ¿Qué beneficio tenés a su lado? ¡E1 hace lo que mejor le parece! ¡El decide al final!

Destruí su fe. ¡Ay! Los seres humanos siempre caen con respecto a su fe. Es tan fácil robarles ese pedacito de fe que aún creen tener en su corazón. ¡Sin fe es imposible agradar a Dios! Leí el manual, decidí ir por este lado, atacar su fe ¿Opina que decidí bien al tomar esta decisión? La destrucción es inminente.

Ah, pude robarle el gozo. Vi la oportunidad y decidí sacárselo. Se lo robé sin que se diera cuenta. Ahora su felicidad está fundada en las circunstancias que lo rodean, en el éxtasis de una vida libertina, lejos de casa y blablá. Lo mismo de siempre. ¡Pobre cuando no le quede nada! ¡Tan tonto es! Piensa que así va a ser feliz...

Mándeme como proseguir con esta batalla. Estoy a su disposición,

Su humilde Servidor.

Cartas de un pródigo                               Donde viven las historias. Descúbrelo ahora