Carta 4

37 8 0
                                    


Querido Papá:

Quiero contarte cómo sigue mi vida acá. Estuve tres días en una pensión, conocí varios chicos jóvenes como yo que también vinieron en busca de trabajo. Parecen buenos chicos, también de buenas familias. Me invitaron a una fiesta el sábado y les dije que no sabía si ir o no. Nunca fui a un lugar de fiestas y estoy seguro de que acá celebran muy distinto que allá en casa. Pero lo estoy pensando, no me va a hacer mal ir a divertirme un rato. Quedate tranquilo, no voy a hacer nada alocado. Vine con un objetivo y no me voy a ir hasta conseguirlo. Estuve buscando un lugar donde poder alquilar y así comenzar a poner mi taller.

Sé que siempre hiciste todo por mi bien, sé que me amas también, pero me es difícil seguir en la misma situación...seguir confiando en vos, porque no me decís nada claro. Si me mostraras lo que tenés pensado para más adelante, tal vez podría pensarlo. Volvería a casa y haría lo que me dirías. Pero siempre es lo mismo. "Que debo confiar". "Que debo crecer" "que debo descansar en tu voluntad" Ya te dije Papá, y no voy a cambiar de opinión. ¡Qué hay de mi voluntad! ¡Qué hay de mi libertad y vida!

Acá puedo hacer lo que quiero y no me está yendo mal. Siempre me dijeron que, si me alejaba de vos, me ocurrirían cosas malas y tristes. Pero adivina que.... ¡Sigo igual que antes! ¡Nada malo me ocurre! La vida lejos de casa no es tan aburrida. Incluso, estoy mucho más feliz que en casa... me sentía solo, triste y deprimido viendo cómo todos avanzan y yo sigo en el mismo lugar de dolor. Mis amigos acá están bien. Les pregunté si conocían a mi Papá y nunca habían escuchado a cerca de vos. No te conocen. A mi parecer están bien, no tienen problemas como los míos. Hacen como mejor les parece, deciden por ellos mismos, realmente se los ve que disfrutan de la vida. Un poco de eso necesito ahora.

En casa no me dejas hacer nada divertido. Todo es trabajo y sacrificios ¿Para qué? Para que luego me quites lo que sueño o deseo, para que le des más a mi hermano que a mí, para que me aburra y viva una juventud amargada sin poder haber disfrutado de esta vida. La vida es una, Papá... necesito vivirla y poder hacer algo útil, algo por lo que me valoren y reconozcan.

Acá me hice un amigo. Es un poco mas grande que yo. Siempre vivió solo y se nota que es muy independiente. Rápidamente comenzamos a conversar y parece una persona muy agradable. Le conté por qué vine acá y me dijo que me iba a ayudar. El me dijo que no tenga miedo a estar solo, lejos tuyo y de casa. Me dijo que te conoce. Me dijo que alguna vez estuvo cerca tuyo pero que también se cansó. Creo que por eso nos entendimos. Tal vez si lo ves lo reconocerías.

¿Ves? Te dije que no te preocuparas por mí. Ya me hice un amigo y todo. Y me dijo que iba a ayudarme. No tenés por qué preocuparte. Voy a estar bien. Mañana iré a ver lugares a donde poner mi taller. Estoy muy entusiasmado.

Te seguiré escribiendo, aunque ahora voy a tener menos tiempo. Saludos a mi hermano y a todos en casa.

Tu Hijo

El Pródigo.

Cartas de un pródigo                               Where stories live. Discover now