XXVI

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Tomó su mochila, desganada, y caminó con pasos lentos por el aeropuerto, dirigiéndose a la zona de taxis, para tomarse uno hasta su casa.

Ya eran más de las diez de la noche, tenía muchas llamadas perdidas de sus padres, y sabía que estaría en problemas cuando llegara... Pero la cabeza de Giselle estaba en otro lugar.

No le importaba cuánto pudieran enojarse sus progenitores, sino la salud de Zhanda. ¿Y si volvía a consumir hasta perder la conciencia? ¿O beber?

¿O si se le ocurría hacer otro tipo de mezclas? Zhanda parecía un adolescente abandonado a su suerte por sus padres, haciendo todo aquello que podría dañarlo.

Esperaría dos días más, si él no volvía a contestarle, o no regresaba a Kanat'ma, viajaría nuevamente a los límites de Eritma para buscarlo e intentar convencerlo de volver.

Aunque dudaba que el rubio la escuchar en primer lugar.

***

"—Tu madre y yo estábamos muy preocupados por ti, Giselle. Qué sea la última vez que te vas de la casa, sin avisar a dónde, y sin siquiera responder una llamada o mensaje. Me parece que nosotros no nos merecemos esto de tu parte. Siempre hemos sido muy permisivos contigo, siempre te apoyamos en todo, pero tú bienestar, está primero.

—Sí, lo siento, pa, no volveré a regresar tarde sin avisar —pronunció bajo.

Y a su edad, Giselle era una muchacha muy obediente, siendo que en Kanat'ma la mayoría de edad se cumplían a los dieciséis. Incluso la jovencita ya tenía varias compañeras unidas a sus parejas, y con hijos algunas.

Tal vez era la única que aún obedecía a sus padres."

Cuatro días después

No tenía mensajes, ni llamadas, nada por parte de Zhanda, y la jovencita estaba ya muy preocupada por él. ¿Qué tal si había sufrido una sobredosis? ¿O si estando ebrio se había caído y golpeado?

Tantas cosas podrían haberle pasado en un momento de exceso.

Era una completa locura, una pérdida de tiempo y dinero lo que iba a hacer, pero de todos modos tomó aquel avión, para intentar calmar de cierto modo, la preocupación que tenía por él.

Giselle había tomado el avión a Eritma a las ocho de la mañana, llegaría al aeropuerto cerca de la una de la tarde, y luego debía tomar el otro a las tres, que la dejaría en el centro de la isla.

Desde allí, la jovencita luego tomaría un micro hasta la zona donde ella vivía, otra dos horas más casi de viaje, dejándola justo al límite del tiempo que sus padres le habían permitido regresar a su casa, a las diez.

En total, estaría viajando unas casi doce horas, sólo para poder verlo un máximo de una hora, y saber si estaba bien o no... Y convencerlo de regresar.

***

Bajó con cuidado de la bicicleta que había alquilado, para poder llegar hasta la casa de Zhanda, y tomó la bolsa de compras que había hecho de camino a su hogar.

Imaginaba que el rubio no había comido bien en esos días, si es que seguía del mismo modo que ella lo había visto días atrás.

De lo único que se encargaba de tener en el refrigerador, era alcohol.

Giselle fue hasta la cocina, y cómo esperaba, el lugar seguía igual que la última vez. Botellas, cajas de cigarrillos vacías, vasos sucios, uno roto en el fregadero, y una caja de pizza.

Al parecer, había encargado al menos algo para comer.

Suspiró y cargó un vaso con agua, para luego ir hasta la habitación de él. Le había llevado una tableta de analgésicos, imaginando que estaría con jaqueca luego de beber como un desquiciado.

Giselle frunció el ceño al llegar hasta la puerta, y al abrirla por completo, miró sorprendida la cama de él. En la misma, estaba Zhanda a penas tapado con las sábanas, de la cintura para abajo, y una muchacha a su lado durmiendo... Desnuda.

Ella estaba por voltearse e irse, pero la chica se despertó en ese momento, mirándola aturdida, antes de gritar.

—¡¿Qué demonios haces ahí parada?!

—L-Lo lamento —se disculpó apenada, tan avergonzada, antes de salir rápidamente del pasillo.

Dejó el vaso con agua sobre una mesa que había en la sala, y se apresuró a salir de la casa, para tomar la bicicleta.

Qué estúpida se sentía en ese momento... Qué avergonzada estaba. Ella ni siquiera sabía que él tenía una pareja, o amante.

...

No me dejesWhere stories live. Discover now