XXXIX

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"Creo que estoy embarazada."

Leyó aquel mensaje, provocándole un escalofrío en todo el cuerpo. ¿Embarazada? Él no recordaba con exactitud si se habían cuidado o no las veces que habían estado juntos.

"¿Hablaste con tu marido ya? ¿Qué piensas hacer?" Le envió aturdido.

"No sé, Beraelt, yo no buscaba quedar embarazada tampoco."

"Yo tampoco quiero tener un hijo. Es simple, si no lo quieres, ven a Kanat'ma y te realizo una interrupción."

"De acuerdo, pero tampoco sé si estoy embarazada. Necesito hacerme una prueba primero."

—Ven entonces cuánto antes a Kanat'ma —gruñó, antes de salir del baño, cuando escuchó la campana de la puerta de entrada.

—Hola —sonrió Giselle—. He visto una receta que me gustaría hacer, y necesitaba unas cosas.

—Hola ¿Qué necesitas? —le preguntó indiferente.

—Girofles, romero y orégano.

—Bien —murmuró buscando las cosas en sus estanterías.

Ella lo miró insegura, mordiéndose suavemente el labio inferior, mientras él aún estaba de espaldas.

—¿Algo más?

—Em, sí... Comino.

—Bien.

—¿Estás bien?

—Sí —le dijo sin mirarla, guardando todo en una bolsa de papel.

—Que bueno... He probado el vino, y la verdad, es que es exquisito, y eso que no me gusta mucho el alcohol —sonrió.

—Sí, mi mamá hace muy buen vino. Este es el importe —le dijo dándole el ticket.

La castaña asintió con la cabeza, y buscó el dinero en su cartera... Tal vez ni debería volver a comprar allí. Zhanda realmente se notaba molesto, y aquello la estaba incomodando demasiado.

—Gracias, que tengas buen día.

—Igualmente —murmuró el rubio.

Sí, buscaría otra herboristería.

***

Luego de que Giselle se fuera, cerró su negocio y se fue directo a su casa, cargando todo lo necesario para irse hasta Eritma y buscar a aquella mujer.

Llevaría un ecógrafo portátil, y sus instrumentos para realizarle la interrupción, junto con antibióticos y analgésicos.

Estaba tan furioso, y todo era su culpa, por beber y consumir como un infeliz, hasta el punto de no recordar que carajos había hecho.

Subió a su auto, y aceleró, sin poder pensar en más nada.

Él no quería un hijo de ese modo, no con una mujer que no era nada suyo, con quién no compartía nada. Y mucho menos quería un hijo, que ni siquiera podría ver.

Él no quería repetir la historia de su padre.

Jeak.

Se detuvo de golpe, golpeándose la frente por la velocidad en la que iba, y luego miró hacia la selva.

¿Qué demonios estaba haciendo con su vida? ¿Dónde estaba todo lo que había aprendido? ¿Las enseñanzas de Tisai? ¿El respeto y el amor por la vida? ¿La responsabilidad?

Rugió furioso, como jamás lo había hecho, golpeó el volante, antes de apoyar su frente contra él, y... Llorar frustrado.

No estaba bien, nada de lo que estaba pasando estaba bien, nada de lo que había hecho y cómo había actuado.

"—Mamá Tisai ¿Qué piensas tú del aborto?

—La naturaleza es sabia, Zhanda. A veces cuando este tipo de cosas ocurren, duelen mucho. Hay otras veces, que para la mujer es un suspiro de alivio, porque el bebé no era deseado.

—¿Y la interrupción voluntaria?

—Todo vuelve, hijito —sonrió—. Pero a veces, es lo mejor.

—Mi mamá decidió tenerme, aún sabiendo que mi padre sólo había sido un cliente más, que quizás jamás volvería a verlo, o que él no sería cargo de mí... ¿Por qué lo hizo, mamá Tisai?

—Fuiste producto de un accidente, y el amor más grande de Erit. ¿Lo recuerdas? Somos como flores, y tú fuiste una semillita hermosa en ella, que floreció de una forma única."

¿Y si era su hijo? Incluso Jeak había pagado por haberlo rechazado y negado. ¿Qué tenía que hacer? ¿Qué era lo correcto?

...

No me dejesWhere stories live. Discover now