XL

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Llegó hasta la casa de Gare, y quién lo recibió fue el marido de ella, mirándolo curioso.

—¿Qué se le ofrece?

—Buenas tardes, estoy aquí porque su compañera no se siente bien. Soy médico, mí nombre es Beraelt Athana.

—Lo estábamos esperando, pase por favor.

El rubio fue guiado hasta una habitación, dónde una joven pelirroja estaba acostada en la cama.

—Cariño, el médico ya está aquí.

—Sí, déjanos solos.

—De acuerdo, cualquier cosa estaré afuera.

Zhanda asintió con la cabeza, y luego se acercó a la cama de la joven.

—¿Qué síntomas tienes?

—Pues, he notado los senos sensibles, hinchados, estoy teniendo más hambre, sueño, y me duele un poco la zona del vientre, aquí abajo.

—Levántate la camiseta.

La joven pelirroja se levantó la camiseta, y se bajó el pantalón, quedando en ropa interior frente a él. Zhanda al ver su vientre, suspiró... Afligido.

—Te haré una ecografía, para saber si estás-

—Sí lo estoy, me realicé un test de embarazo hace dos horas atrás, y dio positivo.

—Es para ver de qué tiempo estás.

—Ah, okay.

—¿Hablaste con tu marido?

—No le dije que estaba embarazada —le dijo mientras él le ponía gel en el vientre—. Pero sé que lo sospecha.

—¿Y qué piensa al respecto? —inquirió encendiendo el equipo.

—No lo sé, porque no lo hemos hablado.

Zhanda tomó el transductor, y lo pasó suavemente por el vientre de la muchacha. Sólo fueron segundos los que bastaron, para que se escuchara el corazón de la criatura.

Algo que realmente le dio paz mental a Zhanda.

—¿Qué es eso?

—Es el corazón del feto, por sus medidas y peso, estás aproximadamente de doce semanas.

—¿Qué demonios? ¿Pero cómo puede ser posible? —le preguntó aturdida, sin poder creerlo.

Zhanda imprimió la ecografía, y luego se la dio a Gare, que aún seguía sin poder entender cómo nadie se había dado cuenta.

—Si fuera mío, no tendría más de cinco semanas, y mucho menos se vería así —pronunció bajo.

La jovencita miró la imagen, y luego de analizarla, le encontró la forma, riendo.

—Parece una mini persona ya.

—Sí, mide seis centímetros, y ya tiene sus brazos, piernas, manos, dedos, incluso es ahora cuando comienzan a formarse sus uñas.

—Wou, ¿todo eso tiene algo tan chiquito? —pronunció curiosa, mirando la imagen.

—Gare ¿Qué harás?

—No se ve como lo imaginé, así que... Supongo que tendré que hablar con Jeis —suspiró.

—¿Es de él?

Ella se encogió de hombros y luego se bajó la camiseta y se subió el pantalón.

—Quien sabe, pero estoy segura que él se hará cargo.

—Bueno, tienes mi número, si decides no continuar con el embarazo, llámame, te daré una cita con un buen colega mío.

—¡Olvídalo! Tendré a la criatura, y tú serás el padrino —sonrió divertida—. No te vas a librar tan fácilmente del asunto.

El rio bajo y asintió con la cabeza.

—Me gusta más como suena padrino, a padre.

***

Fue hasta el árbol de Kanat'ma, luego de regresar de Eritma, y se sentó bajo el mismo, apoyando su espalda contra su grueso tronco.

—Madre, en verdad tuve mucho miedo de repetir la historia de mi padre. Y sé que lo merezco, por no ser un hombre de bien, responsable. Pero por haberme dado una oportunidad de remediar mis errores, haré lo que te prometí. Encaminaré mi vida ahora, no volveré a cometer las mismas estupideces de nuevo. La vida es algo que debemos respetar, y lo haré en tu nombre, Kanat'ma.

...

No me dejesWhere stories live. Discover now