LXII

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Hace dos meses atrás—

"—Gisse, yo sé que es muy pronto para hablar de esto, pero ¿Tú quieres más hijos?

Giselle lo miró confundida, mientras amamantaba a su hija.

—Sí, me gustaría tener un bebé, pero más adelante. Sunny es muy pequeña aún ¿Por qué me lo preguntas?

—Hace un tiempo me realicé una vasectomía, y si tú quieres tener un hijo, se puede realizar una intervención para volver a unir los conductos.

—Es bueno hablar de esto, Zhanda, pero es muy pronto ¿No te parece? Sunny sólo tiene cuatro meses recién.

—Amor, a lo que me refiero, es que no es algo que se soluciona de un día para el otro, lleva su tiempo.

—Ah, entiendo —le dijo pensativa—. Bueno, puedes operarte nuevamente si quieres —sonrió."

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Continuó besándola, mientras salía de ella, y al momento de quitarse el condón, se detuvo.

—¿Qué pasa? —sonrió Giselle, con las mejillas rojas, y los labios hinchados.

—Mi amor, lo pusiste mal —le dijo dándole un beso en la nariz, apoyando su frente contra la de ella.

—¿Q-Qué? ¿El condón?

—Amor, si el condón está bien puesto, no se rompe. Y éste... Está roto.

Prácticamente, lo empujó para que saliera encima de ella, y observó el condón, viéndolo gotear.

—Ay no.

—Gisse.

—Pero yo lo puse bien.

—Bueno, amor, esto no dice lo mismo —sonrió divertido, al ver su expresión infantil, a la defensiva.

—Quizás a ti se te rompió cuando te lo quitaste recién.

—¿Ahora es mí culpa? —rio.

—No es gracioso, Zhanda.

El rubio salió de la cama y se fue al baño, volviendo unos minutos después.

—De acuerdo, te traeré unas píldoras de emergencia.

—Y jugo de naranja —le dijo yendo al baño.

Él la miró y luego sonrió. Claro, jugo de naranja también.

***

Regresó de la farmacia con las píldoras de emergencia, y una nueva caja de condones, dispuesto a continuar con lo que estaban, cuando escuchó a Giselle hablar con la niña.

¿Sunny ya se había despertado?

—Mira quién escuchó el auto y abrió los ojos de inmediato —sonrió dulcemente Giselle.

—¿Qué? ¿Mi bebé otra vez no nos dejará tener sexo? —pronunció divertido, mirando a la niña, hablándole—. Tú no quieres que mamá y papá se den mucho amor ¿Verdad?

—Zhanda —lo regañó rodando los ojos.

—Papá —sonrió la pequeña, gateando hasta él.

—Ow, mi hermosa Solcito —pronunció con ternura, abrazándola—. Te amo mucho, mi amor.

Giselle se acercó a ambos, y le dio un rápido beso en los labios al rubio.

—Ya que regresaste, me iré a bañar. Cámbiala por favor, iremos luego a casa de mis padres —sonrió.

—¿Qué? Pero amor, si la podemos hacer dormir y seguir nosotros.

—Nop, iremos a casa de mis padres.

—Giselle —bufó—. Tu padre ni me tolera, ni siquiera finge hacerlo.

La castaño entró al baño y él miró a su hija, suspirando.

—Sunny, tú no te busques un imbecil como papá.

***

—Oye amor ¿Tomaste la píldora?

—¡Zhanda! ¿Por qué no me avisaste?

—Pero si yo te las di a ti, antes de que entraras a bañarte.

—Es que ando con la cabeza en cualquier lado, lo olvidé completamente —pronunció frustrada Giselle, cubriéndose el rostro.

Zhanda la miró por un momento, y luego le acarició el muslo, continuando conduciendo con su otra mano. Estaban de regreso a su casa, luego de cenar en el hogar de la familia de Giselle.

—Bueno, no siempre un accidente termina en embarazo.

—Zhanda, con la suerte que tenemos nosotros, seguro que sí.

El rubio estacionó el auto, y miró hacia atrás, a su hija que iba como toda una señorita sentada en su butaca, tranquila.

—Sunny ¿Tú qué quieres? ¿Un hermanito o una hermanita? —sonrió.

—Pues a ver si te parece divertido cuando menos podamos tener sexo —le dijo en un tono burlón la castaña, quitándose el cinturón de seguridad, para bajarse del auto.

—Amor, créeme que encontraremos tiempo —sonrió travieso.

Giselle le dio un corto beso en los labios, y se bajó para ir a buscar a su hija. Él no había estado los dos primeros meses de vida de Sunny.

No tenía idea de lo que era no dormir, los cólicos, los llantos, nada.

...

No me dejesWhere stories live. Discover now