No me dejes

XLIX

—Amor, te llama tu mamá —pronunció Deismy, mientras salía de la cama, desnuda.

—Atiéndele —le dijo Zhanda desde el baño, mientras se bañaba.

La rubia deslizó su dedo en la pantalla, y sonrió al contestarle a su suegra.

—Buen día, señora Erit ¿Cómo está?

"—Hola querida, muy bien ¿Y tú? ¿Está mi hijo allí? Necesito hablar con él."

—Zhanda en este momento está ocupado, pero puede decirme a mí lo que necesite, y yo luego se lo digo —sonrió.

"—Entiendo, pero... Es algo personal, espero puedas entenderlo. Cuando él se desocupe, dile que me llame."

—Claro —murmuró borrando su sonrisa, antes de cortar.

¿A qué se refería con "algo personal"? ¿Y por qué ella no podía saberlo? ¿Por qué Zhanda tendría que ocultarle cosas?

Entró al baño, y observó con el ceño fruncido a su marido.

—Mi amor ¿Hay algo que deba saber?

El rubio la miró confundido, cerrando la llave de agua y tomando una toalla.

—No entiendo a que te refieres con eso.

—Tu madre llamó para hablar contigo, y no quiso decirme que quería. Dice que es algo "personal" y sólo quiere hablarlo contigo.

—Bueno, Deismy, yo no estoy en su cabeza, así que no lo sabría —le dijo con obviedad, envolviendo la toalla en su cintura, antes de salir del baño, seguida por la rubia, muy molesta.

—Prometimos no ocultarnos nada, Zhanda.

—Y no te estoy ocultando nada, no sé que querrá mi madre. Cuando vaya a su casa, lo-

—No, iremos juntos —le dijo dándole el celular, para buscar una toalla y entrar al baño—. Yo quiero ir contigo.

Zhanda terminó de secarse y buscó su ropa en el armario, escuchando el agua de la ducha.

—Deismy, si mi mamá no quiso decirte nada a ti, y sólo hablar conmigo, es por algo ¿No? Iré ahora para saber que necesita, y luego regreso aquí.

—¡Soy tu mujer, Zhanda! Todo lo que ella tenga que decirte, también debo saberlo yo ¿Qué necesidad tiene de ocultarme de las cosas? Se supone que cuando...

—Matusbe (Adiós) —murmuró saliendo de la habitación, con las zapatillas en sus manos, la camisa abierta y sólo el pantalón puesto.

A veces Deismy, se podía poner demasiado insoportable.

Zhanda se terminaría de vestir en el camino, dentro del auto.

***

—¿Viste lo linda que es? ¡Y ese pelito dorado! Es igual a Zhanda —pronunció en un tono enamorado la castaña, mirando las fotos que le había sacado a su nieta.

—Y por alguna motivo, Giselle le puso Sunny —sonrió Jeak.

—Ay papá, es que es algo así como solcito —rodó los ojos Kerish.

—Pues sí, Giselle sabe que el nombre de Zhanda es especial, que se lo puso mamá Tisai al verlo. Supongo... Qué ella de algún modo, quiso también honrar su memoria, al poner Sunny a la bebita, siendo tan rubia —sonrió suavemente Erit, eligiendo una foto de la galería—. Keri, quiero que me imprimas esta foto. Quiero hacer una cuadro grande de nuestro Solcito.

—Está bien —sonrió la niña, tomando el celular de su mamá para ir a su habitación, dónde estaba la computadora e impresora.

—¿Entonces no pudiste hablar con él?