Trunks ha matado a los temibles androides y ahora gobierna paz y tranquilidad en el mundo. Ahora Trunks se aventura a otra mision; revivir a las personas que han muerto por los androides y de paso conoce una jovencita llamada Mística quien lo ayudar...
Descansé un poco más de 3 horas, dormí como si hubiera entrenado todo el día. Me levanté dispuesta a buscar a Trunks, pero no lo encontré en ningún lugar de la casa, busqué a Bulma para preguntarle si ella sabe del paradero de Trunks, pero la encontré en su dormitorio dormida, ¡pobre! Ha trabajado día y noche en la construcción de esa nave, y le falta tan poco que me sorprende.
"Pero que tonta soy!! ¡Puedo encontrarlo con su Ki!" pensé.
Me concentré al máximo y pude sentir su Ki, no dudé en salir literalmente volando hacia ese lugar. Volé sobre el mar y llegué a una pequeña isla donde se supone que había una casita, lo digo porque vi rastros y escombros de una posible casa;
"El Ki de Trunks viene de allí!"
Me detuve en el aire para visualizar el lugar y de repente de los escombros salió Trunks, vestido como la primera vez que lo vi pero esta vez con una gran espada reposando en sus hombros. Baje rápidamente, asustándolo, cosa que me hizo extrañarme ya que a él no se le va nada;
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—¿Qué haces aquí, Mística? —me pregunta revisando el otro lado de la casa hecha escombros, caminé con él topándome con un caparazón de tortuga, lo miré sin decir nada— Aquí vivía el Maestro Roshi. —continúa—. Era uno de los más fuertes de este mundo.
—Terrícolamente hablando ¿no? —le pregunto, él asiente viéndome a los ojos, yo me sonrojé tanto que volví a ver hacia otro lado— Quise seguir entrenando! Pero no te encontré en la casa y pues te busqué por medio de tu Ki, llegando a este lugar... ‒le contesto a la pregunta.
—Ya veo!
—Y ¿qué buscas aquí?
—Algo de mi padre o de Gokú, o tal vez de Gohan o los amigos de Gokú...
—Para que quieres eso? Entiendo lo de tu padre, pero, ¿de los amigos de Gokú?
—Son amigos míos Mística!... —responde incómodo— También son míos... —repite con un hilo de voz.
—¿Crees que yo sea de otro lugar? —le cambio de conversación para no agobiarlo más.
—¿Sientes que eres terrícola? —me contesta con otra pregunta.
—Mmmmm.... ¡No lo sé! ¡A veces sí a veces no! — le contesto ladeando mi cabeza.
—¿Porque no le decimos a mi madre que te haga unos exámenes para saber si lo eres o no? —suelta mientras guarda su espada, yo la miro boquiabierta.
—Sí... porque no! —le contesto con un hilo de voz sin dejar de ver la espada— Trunks, ¿quien te dio esa espada? —le pregunto señalando esa reluciente arma.
