Capítulo 35.

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Tuve que eliminar el capítulo porque no permitía comentarios. Espero que esté solucionado y os pueda volver a leer 🥰

YULIMA TYLER.

Me deja sentada, mirando el mar y disfrutando de la brisa. Él ha ido al camarote, seguro para preparar algo, porque con Myke cualquier cosa es posible.

Cierro los ojos. Aun disfrutando de la canción que suena de fondo y arropada por la manta. Son tantos los recuerdos que vienen a mi mente; momentos que sin pensarlo dos veces volvería a vivir. Todo lo malo que nos ha pasado, nos ayudó y nos juntó mucho más.

— Señorita. —La voz de un chico llama mi atención. — Ya está todo listo.

— ¿Listo?

— Así es. El señor Walker nos ha dado instrucciones muy estrictas. —Sonrío. Es tan típico de él. — Acompáñeme.

Camino detrás de él hasta la parte trasera del barco. Myke me espera apoyado en la barandilla, con un cigarro entre sus dedos y justamente expulsando el humo. Cuando me ve sonríe, pasa los dedos entre su pelo despeinándose un poco, y apaga el cigarro en el cenicero. Me quedo parada a poca distancia de él, observándolo como si está fuera la primera vez que lo veo.

— ¿Qué pasa? —Pregunta tras pasar el dedo pulgar por sus labios.

— Nada, estoy admirándote. — Mira a los lados gracioso. — ¿Qué?

— Pensaba que yo te estaba admirando a ti. —Responde gracioso.

Le rodeo la cintura con mis brazos y alzo la cabeza para mirar sus profundos ojos verdes. La sonrisa que hace un segundo traía en sus labios, desaparece para mantener la seriedad tan sexy que lo caracteriza. A pesar de que ahora muestra un poco más sus emociones, sigue avergonzándose cuando alguien logra ver lo vulnerable que es conmigo.

— Eres tan preciosa. —Me dice aprovechando para apretarme la cadera descaradamente. — No puedo dejar de pensar en la suerte que tengo. Te eché tantas veces de mi vida, pero tu persistencia y tu amor lo cambiaron todo.

— ¿Y qué te pensabas, Myke Walker? ¿Qué te dejaría ir de una manera tan cobarde? —Pregunto lanzándole una mirada decidida y una sonrisa pícara que consiguen sabotear su seriedad.

— Créeme, desde que te conocí supe que tu locura era el complemento que necesitaba la mía.

— Te prohibo dejarme una vez más. —Sonríe— Como se te ocurra hacerlo, te juro que te encontraré y pateare tus huevos como un balón de fútbol.

Vuelve a reír, esta vez más alto y la risa es más duradera, creo que es la primera vez que lo veo reír tanto.

— No soy el único que tiene que renovar el repertorio, chica de ojos canela. —Susurra recordándome el momento exacto en el que le dije esa frase por primera vez. Tiene razón, y empiezo a reír también.

EL JUEGO DE LA BESTIA. ® [02]    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora