Capitulo 9

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BRENDA

No, esto no está bien — grita mi subconsciente

Solo disfruta lo que tienes a tu alcance — me dice mi deseo, mi lujuria

Se que esto está completamente mal, pero Christian me tiene anonadada, sus labios son tan suaves y se mueven con desesperación encima de mi boca, sus manos me aprietan tan fuerte que siento su bulto en mi abdomen, no quiero que este beso se termine, deseo sentirlo más cerca, quiero sentirlo piel con piel.

El sudor de su cuerpo emana una sensación exquisita, saber que por mi esta asi, su bulto sigue creciendo ante el beso, pero quiero mas, deseo mucho mas que este simple beso.

Con mis manos temblorosas agarro su bulto y comienzo a masajearlo despacio, desde lo mas profundo de la garganta de Christian sale un sonido que me esta volviendo loca, saber que este chico esta asi de excitado por mi me pone muchísimo.

Soy virgen, pero no quiere decir que no sepa que hacer cuando estoy en un momento como este, en estas cuatro paredes nadie será testigo de lo que esta sucediendo.

—Si sigues haciendo esto, no me voy a controlar — me dice Christian en un tono ronco y sexi.

—No quiero que te controles — le digo en un susurro que logra escuchar.

Se que esto está mal y que siempre quise perder mi virginidad con alguien que me ame, pero el deseo que tengo en este momento es más fuerte que todo; posiblemente mañana me arrepienta de todo, pero hoy quiero disfrutar lo que tengo en las manos.

Christian me deposita en la cama muy despacio y yo estoy con todos los nervios de punta, no sé si lo hare bien, por lo que tengo entendido Christian se folla a todo lo que tenga vagina así que es un experto en el sexo, mientras yo no sé cómo se siente.

—Tranquila, no te lastimare — me dice Christian calmando mis nervios.

Christian comienza a besar mi cuello, luego mis labios y con sus manos traviesas empieza a subirme el polo muy lentamente, este acto me mata, solo quiero sentirlo de una vez dentro de mí.

—Hazme tuya — se lo digo haciendo notar el deseo en mi voz.

Christian solo se ríe y para lo que estaba haciendo.

¿Paró?, ¿porque paro?

Christian se baja de la cama en donde estábamos hace unos segundos y comienza a caminar por toda la habitación.

—Carajo — exclama y bota todo lo que estaba sobre la mesa haciendo que la habitación suene de manera escandalosa.

No sé qué demonios le sucede, hace unos segundos estábamos bien o eso creo.

—¿A ti que te sucede? — le digo haciéndole notar lo molesta que estoy.

Christian me mira y sonríe de una manera socarrona.

—Nunca pensé decir esto, pero no pensé que serias tan fácil — dice esto y se larga.

Mi vergüenza se encuentra a un 1000%, Christian se atrevió a decirme FACIL, malditas hormonas que no me dejan en paz cuando estoy en un momento caliente.

Por un lado estoy feliz porque no sucedió nada, pero por el otro estoy que reviento de la cólera porque me llamo fácil y encima me dejo caliente.

Solo espero que este encuentro sea el ultimo que tengamos, no quiero que esto se vuelva una costumbre para él porque para mí no lo será, esta vez fue la primera y la última vez que sucede.

Me dejo de llamar Brenda Clark si vuelve a pasar algo entre Christian y yo.

—Literalmente ya no eres Brenda Clark, ahora eres Brenda Anderson — dice mi subconsciente como si fuese algo obvio.

Maldita sea, maldito momento en que me case con este hombre.

"Se mira, pero no se toca"...será lo que me repita de ahora en adelante cuando vea al joven Anderson, el que se supone que es mi marido legalmente.

***

Estamos en nuestra "luna de miel", y Christian se pasa las horas intentando llevarse a la cama a una francesa muy bonita.

No hemos vuelto a hablar del tema del hotel con Christian, ahora en este hotel él ni siquiera llega a dormir, no quiero imaginarme donde esta.

—Voy a estar por ahí — le digo y él ni siquiera me mira.

—Piérdete — dice en voz baja, pero igual lo escucho.

No le hago caso y me voy.

Me atrevo a decir que tengo un fetiche con los franceses, que me hablen en francés me pone a mil y creo que soy la única.

—Bon après-midi belle dame (buenas tardes bella dama) — me dice un chico muy guapo de ojos grises.

Pero qué clase de brujería es esta, simplemente prense en un francés y uno viene y me habla.

—Eres exótica para los europeos, tonta — habla mi subconsciente.

Enriendo perfectamente el francés así que decido seguirle la conversación.

—Bon après-midi, beau monsieur (buenas tardes guapo joven) — contesto.

Nuestras miradas se encontraban muy fijas, sus ojos grises me tienen atrapada.

—Éloigne-toi de ma femme (aléjate de mi mujer) — escucho decir a Christian mientras pone una mano en mi cintura.

—Je ne savais pas que j'étais marié, des excuses pour ça, je prends ma retraite (no sabía que estaba casada, disculpas por eso, me retiro) — dice el chico de ojos grises.

—A ti que cojones te sucede — le grito a Christian.

—Soy celoso muñeca — me dice con una mirada penetrante.

Ósea él si podía tirarse a todo que tenga vagina y yo no podía hablar con ningún varón, esto es demasiado ridículo.

—¿Muñeca? muñeca las niñas con las que juegas.

Llegamos al hotel y me meto directamente a la ducha. Termino mi baño de burbujas y me percato que no traje nada de ropa.

Mierda — digo silenciosamente.

Me coloco la toalla, que solo me cubre hasta tapar a medias mi culo, pero que es mejor a salir desnuda.

—Tú me quieres provocar — me dice Christian sentado sin la playera al borde de la cama.

—Se mira, pero no se toca — le digo mientras cojo unas bragas y un brasier.

—Eso no dijiste la última vez — dice muy cerca de mi oído al mismo tiempo que me saca un suspiro.

—Déjame cambiarme — digo firme, aunque por dentro estoy que tiemblo.

—Me excitas tanto — dice Christian —, que quiero tomarte en este preciso momento.

—Lástima que quieras eso, porque no me vas a tener ni ahora ni nunca — contesto y suelto la toalla provocándolo más.

Mi parte razonable me dice que soy una valiente, pero mi parte lujuriosa me dice que soy una idiota. Es mejor que esta vez haya ganado la razón, no quiero pasar la vergüenza de la última vez.

Nuestra luna de miel llego a su fin y yo no he disfrutado absolutamente nada; mi semana se reduce a ver como mi esposo enamora a otras chicas en mis narices, lo peor de todo es que él a mí no me deja divertirme.

Aun no puedo olvidar a ese francés de ojos grises; el tono de su voz me tiene hipnotizada al igual que sus ojos.






Una firma y un papelOù les histoires vivent. Découvrez maintenant