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Erick estaba horriblemente frustrado y enfadado con el mundo entero. 

—Erick...— Intentó Chris. 

—No. 

Escuchaba la risa de Niall desde el baño, cosa que sólo le enfadaba más. 

—No puedo darte otro bollito de chocolate, te sentará mal. 

Su ceño se frunció más. Estaba tumbado en la cama, con Chris sentado a su espalda y él acurrucado con un enfado latente. Sabía que el alma natural intentaba guardar una carcajada, por lo que sus emociones le obligaban a enfadarse. 

Sus antojos eran cuanto menos peculiares a ojos ajenos— incluso para él mismo— pero nadie se atrevía a decirle absolutamente nada. Había llegado a incluso llorar de pura frustración. 

¿Pero a quién quería engañar? El simple olor de esos bollos ya eran su perdición. Despertaban a sus neuronas con ese rastro dulce de virutas y fantasía. Hacían que su boca salivara como nunca y descontrolaban sus células haciendo de él un torbellino de deseo. Nadie le comprendía, parecía que ni siquiera lo intentaran. 

—Entiende que es para que no te sienten mal… 

—Quiero mi bollito, no me sientan mal nunca— Refunfuñó entre dientes. 

Niall estalló en carcajadas desde el marco de la puerta, Erick le lanzó un cojín con su mano ya curada completamente. Cabe resaltar que estaba haciendo estiramientos para recuperar la movilidad; como agarrar cosas o estirar completamente sus dedos. Liam le dijo que estaba contento con el resultado. 

—¡No es gracioso! 

—Lo es— Aseguró Niall, agarrando el cojín del suelo— Porque luego siempre te quejas de que pasas malas noches. 

Erick encogió los brazos en su pecho y frunció todavía más el ceño, con Chris negando sutilmente a su lado. 

—Vamos a hacer una cosa— Le dijo con calma— Hoy no te lo tomas. Si pasas buena noche mañana te pediremos uno, pero si te sientan mal los anteriores tendrás que reconocerlo. 

Pareció pensarlo. Realmente lo hizo, porque su mente ideó rápidamente un planing con los pros y contras de esa idea. En su cabeza era un disparate, pero acabó bufando y girando los ojos. 

—Está bien… 

Christopher y Niall se quedaron contentos con esa respuesta. 

Estuvieron con él hasta que Erick les dijo que se daría un baño, por lo que ambos se despidieron y entendieron esa necesidad de privacidad. A Erick le gustaba mucho estar acompañado por ellos; eran muy buenos con él la mayor parte del tiempo y le cuidaban mucho. Pero nunca podía estar realmente sólo aunque fueran diez minutos. Cuando lo comentó con ellos, le dieron la razón. 

Louis también iba a verlo cada semana. El alma pura había desarrollado una preocupación tierna por el embarazo de Erick, así que solía preguntarle constantemente a través de Harry. Erick estaba eternamente agradecido, Louis lo sabía. 

Erick ahora se duchaba dos veces al día, porque el calor del verano le sedaba increíblemente. La ducha de las mañanas siempre le gustaba más, porque Joel le lavaba la espalda y le acariciaba la barriga. La de la noche simplemente era para relajarse, pero ya se había convertido en algo propio que no pensaba dejar de hacer. 

Ese día, cuando se desnudó, se miró en el espejo de perfil. 

Su barriga ya estaba ligeramente abultada. Erick pasó la mano por ahí sin apartar la mirada del limpio cristal, admirando también como sus muslos habían crecido. 

Landrem || Joerick  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora