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Joel caminó por los pasillos de Landrem arrastrando de más sus pies. Estaba sumamente cansado y se moría por llegar ya a la habitación y descansar por toda la noche seguida. 

Los guardias le seguían sin dudarlo, pero él hacía años que había aprendido a vivir rodeado como para buscar ahora una queja en su interior. Las había. Las había y en demasía. Pero se encontraba exhausto como para pensar incluso. 

Llegó a su habitación más rápido de lo que creía. 

Entró sin decir palabra, encontrándose con Chris y Niall hablando en la mesa. Vio una camiseta alzándose en vuelo hasta perderse en el balcón. Suspiró. 

Los dos almas naturales no tardaron en ir al balcón también, mientras él se liberaba de sus zapatos. Salieron de la habitación entre deseos de unos buenos sueños. 

Joel cerró la puerta y caminó hasta la cama. Ahí se liberó de su camiseta y no tardó en seguir caminando hasta llegar al balcón, encontrándose con una imagen del todo peculiar. 

Damien estaba ahí. Llevaba una camiseta suya atada al cuello por las mangas y parecía tararear una canción infantil. Comía chocolate y llevaba la boca increíblemente teñida de marrón. Le regaló una sonrisa al verlo y sus dientes blanquecinos destacaron. 

—Hola papi. 

—Damien, ¿Qué estás haciendo con mi ropa? 

—Juego. Superhéroe, papi. 

—¿Quién te ha dado mi camisa? 

—Tío Chris. Mami dijo que vale. 

Joel suspiró de nuevo. Se agachó en la puerta del balcón, mirando a su hijo desde ahí. 

—¿No piensas venir a darme un beso o algo, renacuajo? 

Damien le regaló una nueva sonrisa. Corrió hacia él, provocando que la camisa hiciera hondas contra el viento de la noche. No tardó en afianzarse con sus brazos delgados a su cuello, dejando muchos besos en sus mejillas. El chocolate también se marcó ahí. Joel era consciente, pero no se quejó. 

Joel dejó un beso en su sien de igual modo. Aferró sus manos a la cintura de Damien, alejándolo para mirarlo.

Sus mejillas estaban regordetas y su barriguita se marcaba de más con esa camiseta. La de Joel se arrastraba por el suelo cuando Damien no se movía. Joel creyó que fue ayer cuando se enteró de que iba a ser padre, pero cuando lo miraba y apreciaba todo lo que había crecido, se daba cuenta de que no era así. 

—Estoy muy orgulloso de tí, Damien. 

Dami frunció el ceño, con el chocolate afianzado en su pequeña manita. 

—Pero… ¿Ahora? No he hecho pipi en el váter, papi. 

—¿Por qué? 

—Accidente… 

—Bueno, estamos trabajando en eso. Estoy orgulloso de tí por lo que eres. Eres puro y constante, Damien. Vas a ser todo lo que te propongas. 

—¿Cómo papi y mami? 

—Sí, mejor que papi e igual a mami. 

—¿Igual a mami?— Preguntó con notoria alegría. 

Joel asintió con su cabeza. 

Miró dentro de la habitación al instante, sin encontrar lo que buscaba por los alrededores. Giró de nuevo a mirar a Dami. 

—¿Dónde está tu madre? 

Landrem || Joerick  Where stories live. Discover now