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La zona que habían reservado era de un tono níveo que destacaba. Los asientos eran incómodos y estaban pegados a las paredes de una manera individual. No había para todos, por lo que cuando Joel decidió sentarse, todo Colón se levantó. 

Damien ni siquiera había pensado en separarse de él. Joel lo conocía lo suficiente para saber que el niño tenía miedo a dejarlo marchar de nuevo. Él compartía secretamente ese pavor, por lo que no lo soltó tampoco. 

Miraba fijamente a Daysi y Erito frente a él, que se creían inmunes a los murmullos cuando susurraban sobre él y pensaban que nadie les escuchaba. Joel solamente se estaba conteniendo, porque sabía lo poco educativo que sería acabar con Erito frente a Damien. 

Zabdiel estaba sentado a su lado. Joel sólo sabía que estaba jugando a algo con su hijo. Damien se encontraba sentado en su regazo, con una mano contra el pecho de Joel aferrado a su ropa y la otra jugando con Zabdiel. 

Zayn estaba sentado al lado de Zabdiel y solamente miraba en completo silencio como los dos frente a él jugaban. 

Harry estaba de pie a su lado derecho, mirando el juego con los brazos cruzados en su pecho. Joel sabía que no debería estar ahí, pues tenía una familia a la que cuidar. 

Levantó su cabeza entonces, fijando su vista en ese alma natural que cedió a sus instintos y desvió la mirada de la misma manera cuando se dio cuenta. 

—Puedes irte cuando quieras, Harry. 

Él frunció el ceño y dio un paso más cerca. 

—¿Por qué dices eso? 

—Porque tienes a tu hijo en Landrem, junto a tu alma pura. Comprendo que es más importante para tí que quedarte aquí. 

Harry cambió la expresión de su rostro a algo tranquilo. Joel no lo comprendió. 

—Tú tampoco te irías si fuera al revés. 

Y Joel no pudo debatir eso, porque para ser honestos, Harry junto a Zabdiel y Zayn eran la única familia que él poseía; lejos a ser genética lo que los unía, eran experiencias que ninguno pensaba olvidar. 

El momento en el que los cuatro inocentes niños quedaron frente a una mafia con millones en cuentas bancarias y mucha sangre a su espalda; fue aterrador para todos. Se sentían desprotegidos e incultos en todo lo que rodeaba el hecho. Sin embargo, todos consiguieron aprender juntos durante años, hasta convertir Landrem en lo que actualmente es. 

No. Definitivamente Joel no se marcharía si fuera al revés. 

No pensó darle una respuesta a eso, pero aunque lo hubiera intentado, hubiera sido en vano. 

Una enfermera se acercó entonces. Llevaba un uniforme azul y su pelo dorado parecía ligeramente despeinado. Los observó a todos con sus grandes y saltones fanales índigos, como si estuviera intimidada al ver tantas armas y gente esperando por su noticia. 

—¿Familia de Erick Brian Colón? 

Joel por poco suelta una carcajada al escuchar el segundo nombre de Erick. Ese hijo de puta jamás le había contado nada de eso, y por eso mismo nunca dejaba de sorprenderlo. 

Erito y Daysi fueron los primeros en acercarse, mientras que Damien se aferraba de nuevo a su cuello y le repetía entre susurros que esa era su madre, por lo que tenían que ir ya. 

Joel se levantó con Dami en brazos, seguido de sus tres fieles y vigilado por todos sus guardias, además de los de Erito también, pues lo consideraban una jodida amenaza incluso ahí. 

—El parto tuvo una complicación nada más llegar, por lo que tuvimos que hacerle cesárea. Erick ya estaba de parto cuando ustedes lo trajeron aquí. Posiblemente, si hubieran esperado un segundo más, Erick no habría aguantado y tendría represalias… 

Landrem || Joerick  Where stories live. Discover now