Enfrentamientos

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7. Enfrentamientos

Quinn se levantó al día siguiente con un fuerte dolor de cabeza. Era la típica resaca después de una fiesta, y eso que ella no había bebido mucho.

A saber cómo está Santana-murmuró la joven recordando la cantidad de alcohol que consumió su amiga-

Cogió su ropa y se fue al baño. Se desnudo y se metió a la ducha, donde abrió el grifo de agua fría y dejó que el agua recorriera todo su cuerpo. Lo hacía muy a menudo. Eso le ayudaba a relajarse y a aclarar las ideas. La fiesta había sido muy ajetreada, pero le ayudó a comprender que la relación que mantenía con Finn Hudson no era la correcta. Para ser más sinceros, no había ninguna relación, al menos hasta el día anterior. Ahora eran novios, novios formales. Tras ducharse, se vistió y abandonó el baño. Bajó a la cocina, pero cuando pasaba por el salón, vio unos pies descalzos que sobre salían del sofá.

¿Papá-preguntó-

¿Si-dijo como respuesta el señor Fabray-

¿Qué haces aquí-volvió a preguntar Quinn tras acercarse al sofá-

Su padre estaba en pijama, con el pelo más desordenado de lo normal y una manta que cubría la mayor parte de su cuerpo. El señor Fabray se levantó con una mueca de dolor reflejada en su rostro.

Que dolor de cuello-comentó Russell- Tu madre.

¿Qué pasa con mamá-preguntó Quinn extrañada-

Le conté la conversación que tuve con Carol, ya sabes, la madre de tu amigo-comenzó Russell-

Mi novio-corrigió Quinn- Ahora es mi novio.

-Y entonces me dijo... ¡¿Qué has dicho-preguntó sorprendido y molesto Russell-¿Tu novio?

///

Santana dormía plácidamente en su cama cuando los gritos de su madre le despertaron.

¡Arriba vaga-gritó la mujer-¡Levántate!

La chica abrió los ojos resignada. Le dolía mucho la cabeza, demasiado. Ella no solía sobrepasarse con la bebida, pero el día anterior sí lo había hecho. Se levantó con cuidado. La habitación le daba vueltas y su visión era borrosa.

¡¿Acaso no me has oído, Santana-volvió a gritar la señora López-¡Te quiero ver aquí abajo dentro de diez minutos!

Cállate vieja bruja-murmuró Santana malhumorada-

Cogió sus cosas y se duchó. Bajó al salón y encontró a sus padres y a su hermano Santiago sentados en el sofá.

Por fin bajas-dijo la señora López-Desayuna y vete.

¿Qué-preguntó Santana confundida-

Que te vayas-contestó Santiago con una sonrisa-

Tú cállate enano-ordenó Santana molesta-¿Por qué?

Tenemos una reunión muy importante y no queremos que la fastidies-respondió su madre-Y no hables así a tu hermano.

¿Quién dice que la voy a fastidiar-preguntó Santana intentando no parecer ofendida-

Querida, no es necesario que Santana se vaya-la defendió el señor López-

Claro que sí-contradijo la mujer- Desayuna y vete.

Santana dio unos pasos y luego se giró para dirigirse a su madre.

Prefiero irme y que no me relacionen mucho contigo y con tus trapos sucios-dijo-

¡Santana, no seas insolente-dijo el señor López levantándose del sofá- Discúlpate.

Eso nunca-respondió Santana para luego salir de la casa-

Nuestro lugar en el mundoWhere stories live. Discover now