Relaciones Rotas

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26. Relaciones Rotas

-¡Deja de decir idioteces! –Pidió Brittany, exasperada- Si tanto me quieres, ¿Por qué no estás más conmigo?

-¿Porque estás todo el tiempo con Rainey, quizás?-contestó Santana, sarcástica-

-Eso no es cierto y lo sabes- encaró su novia, dolida-

La latina la miró molesta antes de golpear enfadado el sofá. De pie y en medio del salón de los Fabray la pareja volvía a tener otra de sus ya habituales discusiones.

-Ya te dije en una ocasión que si tanto te molestaba que quedara con Alex no lo haría-le recordó la rubia apoyada en una pared cercana a la ventana- Y tú me dijiste que no te importaba.

-Pues me importa-gruñó la morena, sin ni siquiera mirarla- Estoy harta de que salgas con él.

-¡Y yo estoy harta de tus celos!-exclamó la rubia, acercándose a su novia hasta que estuvieron una frente a la otra- ¡Santana, eres mi novia y no mi dueña! No puedes jugar conmigo como si fuera una muñeca.

-Eres mi novia... tu lo has dicho- murmuró la latina entre dientes-

-Y lo soy porque así lo he querido- le recordó Brittany con seriedad- Te quiero, pero no voy a someterme a tus caprichos.

La joven Pierce cogió el abrigo y la bufanda que había dejado sobre el sillón y se dirigió hacia la salida. Pero un nuevo comentario de Santana la obligó a girarse con brusquedad.

-Así que lo prefieres a él-dijo, apoyándose sobre el sofá y dándole la espalda a su novia- Eso demuestra lo poco que te importa nuestra relación.

-Eres...-comenzó Brittany con los ojos cristalinos-

Pero un leve portazo les indicó que ya no estaban solas en la casa. Tras dejar su abrigo sobre el perchero, Quinn entró al salón ante la atenta mirada de la pareja.

-¿Interrumpo algo?-preguntó extrañada por tan sepulcral silencio-

-No, nada-contestó la rubia mirando a la recién llegada- Dile a tu madre que no bajaré a cenar. Se me ha quitado el apetito.

La rubia salió del salón con rapidez haciendo mucho ruido al subir las escaleras y al cerrar la puerta de su habitación con un fuerte portazo.

Quinn hizo una mueca de molestia mientras la latina suspiraba con resignación.

-¿Han vuelto a discutir, eh?-dijo la capitana de fútbol con una triste sonrisa- Y supongo que por Rainey.

-Por quién si no- se limitó a contestar Santana, sarcástica, tumbandose en el sofá boca arriba- ¡¿Es que no se da cuenta de las verdaderas intenciones de ese imbécil?! Te aseguro que me saca de mis casillas.

-No se morena, a lo mejor estás equivocada –se atrevió a opinar la ojiverde-A lo mejor le estás juzgando precipitadamente.

Santana le fulminó con la mirada haciendo entender a la recién llegada que ese comentario había estado de más. Al parecer era la única que no se había dejado engañar por la cara de niño bueno que tenía el chico.

-¿Y qué tal la salida con tu novia?-preguntó Santana sarcástica, intentando cambiar de tema- ¿Muy constructiva?

-No tiene gracia-murmuró Quinn desanimada, dejándose caer sobre uno de los sillones- Susan es... bastante simpática.

-¿Simpática? -repitió la latina reincorporándose ligeramente y mirando a su amiga- ¿Sales con ella solo por que te parece simpática?

-Es mejor eso que estar sola ¿no? – se excusó- Siempre ha sido esa nuestra filosofía ¿recuerdas?

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