Fiestas y Celos

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Como saben Glee no me pertenece (si asi lo fuera la temporada quinta y sexta hubieran sido muy diferentes)... Dejen sus comentarios

14. Fiesta y Celos

Si, era verdad que desde que habían abierto la discoteca en la que en esos momentos se encontraban siempre había querido entrar, pero no pensaba confesarlo. Cogió su vaso y volvió a beber mientras fulminaba al nuevo miembro del grupo con la mirada: Kevin Motta.

Era cierto que gracias a él y "a sus contactos" habían conseguido entrar a la discoteca más famosa de la ciudad y a la que solo iban los jóvenes mayores de dieciocho años, y posiblemente le estaría muy agradecido si no fuera porque no dejaba de acaparar toda la atención de Brittany.

Se encaminó a la barra pero poco antes de llegar alguien la había cogido de la mano y la arrastraba a la pista de baile donde la mayoría de sus amigos se encontraban.

-Vamos a bailar Santana-dijo Rory con una sonrisa calculadora- No pienso separarme de ti en toda la noche.

-Genial- murmuró Santana de forma sarcástica mientras buscaba a Mercedes con la mirada-

Sin lugar a dudas las cosas no le podían ir peor. ¡Ahora la estaban utilizando para darle celos a una de sus mejores amigas! Y esta ni se daba cuenta. Estaba muy ocupada platicando con Artie como para percatarse de ello. Bufó molesta y miró hacia la mesa que habían ocupado y donde en esos momentos se encontraba Quinn en compañía de una inquieta morena.

-¿Estás bien?-preguntó Quinn- Te veo preocupada.

-No, estoy bien-contestó Rachel tomando un sorbo de su bebida-¿No bailas?

- No es mi fuerte-contestó Quinn seguido por un gracioso gesto con la cabeza- Aunque si tu me acompañas...

La rubia se bajó del taburete y se acercó aún más a la chica que en esos momentos negaba moviendo la cabeza con efusividad.

-¡Ah no! ¡No! ¡No Quinn!-decía la joven agarrándose al taburete con las manos-

-Por favor-pidió la ojiverde haciendo ligeros pucheros que solo hicieron reír a la morena-

Ante la mirada sorprendida de algunos presentes y las infinitas quejas de Rachel, Quinn cogió a la morena de la mano y la arrastró a la pista de baile donde sus amigas las recibieron con una sonrisa burlona.

-En cuanto me recupere del bochorno ¡Te mato!-amenazó Rachel haciendo que Quinn rompiese en sonoras carcajadas- ¡No te rías! No tiene ninguna gracia.

Bailaron varias canciones seguidas, todas con mucho ritmo y de las que te hacían respirar de manera entrecortada. Todo iba muy bien hasta que disminuyó la intensidad de las luces y la música comenzó a ser más lenta y mucho más romántica. Rachel hizo el ademán de irse pero Quinn la agarró de la cintura y la atrajo hacia ella quedando a pocos centímetros el rostro de una y el de la otra.

Desde lo ocurrido en el aula esa mañana de enero, desde que Quinn le había confesado a Rachel que le parecía mucho más atractiva que la mismísima Kitty y, sobre todo, desde que había dicho que la rubia no había negado que podría salir con una chica, no habían tenido una conversación, ni siquiera una discusión, que no tuviera más de cuatro palabras implicadas. Aunque ambas intentaban hacer caso omiso de los recuerdos, cada vez que estaba cerca, no podían evitar que se les viniera a la cabeza la conversación de esa mañana.

-Rachel-llamó Quinn en un murmullo apenas audible- Sobre lo del otro día...

-No tiene importancia –interrumpió Rachel sonrojándose ligeramente- Se que no hablabas en serio.

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