Año nuevo.... Vida nueva

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Como saben Glee no me pertenece (si asi lo fuera la temporada quinta y sexta hubieran sido muy diferentes)... Dejen sus comentarios

34. Año nuevo.... Vida nueva

El tiempo pasaba lentamente en el frío pasillo en el que habían instalado la Sala de Espera. El desesperante tictac del reloj que adornaba la habitación sólo era camuflado por los sollozos de la mayoría de los presentes.

Los señores Fabray, sentados cada uno en un extremo de la hilera de sillas, no se molestaban en contener el llanto. Russell, con los codos apoyados en las rodillas y con la cabeza baja, no podía evitar culparse por la situación. Al igual que Judy, sentían que habían fracasado como padres, sentían que habían fallado a su hija...

Abrazadas y apoyadas en el hombro de la otra, Brittany y Rachel lloraban sin descanso. En un principio la primera intentó calmar a la morena, pero tras unos minutos ella también cayó en la desesperanza.

Aun en el suelo, pero esta vez ambos apoyados en la pared, Mercedes y Joe observaban la situación. Mercedes intentaba no flaquear, tenía que ser un apoyo para el resto. Pero el dolor y la impotencia sobrepasaba su voluntad con creces y finalmente, ante la mirada triste de Joe, Mercedes se echó a llorar. Sus abuelos habían muerto antes que ella naciera y afortunadamente no había tenido que enfrentarse a ninguna pérdida de ese tipo. Pero esa noche... No, no podía resignarse a perder a una de sus mejores amigas. No, no quería hacerlo.

Joe dudó unos segundos, antes de rodear a la chica con sus brazos. Ésta, apoyada en su pecho, se desahogó dejando salir todo el dolor que había soportado desde que habían llegado al hospital.

-No te preocupes, seguro que sale todo bien-murmuró Joe, acariciándole el cabello- No hay que perder la esperanza.

Rachel, que había oído las palabras del chico, abrazó a su amiga con más fuerza y cerró los ojos. Ya hacía un buen rato que pasaban las doce de la noche, ya era Navidad. A Papá Noel le quedaban unas horas para dejar los regalos bajo el árbol y ella tan solo quería uno.

'Por favor, que Quinn se ponga bien' deseó, con todas sus fuerzas 'Para mí ese es el mejor de los regalos'

-Por favor....-murmuró para sí-

-Señores Fabray-llamó el Doctor, acercándose a ellos seguido de Danna-

Los aludidos se reincorporaron repentinamente, preocupados. El hombre se detuvo frente a ellos y se quitó las gafas. El matrimonio, al igual que el resto, le miraban impacientes y este solo pudo hacer una cosa: sonreír.

-Buenas noticias. Todo ha acabado.

-¡¿Qué?! – exclamó Judy, agarrando al doctor del brazo- ¿Eso quiere decir que mi hija ha despertado?

El hombre asintió y la señora Fabray no pudo hacer otra cosa que reír. Tan emocionada como el resto, se giró hacia su marido y le abrazó con desesperación. Russell correspondió el gesto rodeándola también con sus brazos sin poder reprimir algunas lágrimas rebeldes, esta vez de felicidad.

-Ya ha acabado- susurró. Su mujer asintió sin dejar de abrazarlo- Ya ha acabado esta pesadilla.

Mercedes y Joe, quienes se habían reincorporado también a la llegada del doctor, se abrazaron. Pero ante la sorpresa de Joe y la de la misma Mercedes, ésta lo agarró por los hombros y acabó con la distancia que separaba sus labios de los de él. Fue un beso corto, ya que no tardaron en separarse, pero el más cálido que habían recibido nunca.

-Lo siento- se apresuró a disculparse Mercedes, sonrojada- Yo...

Joe se giró para mirar a las dos chicas que se abrazaban sentadas en las sillas, con una sensación agridulce en el pecho. Había soñado muchas veces cómo sería besar los labios de Mercedes Jones, pero había sido mejor de lo que se esperaba.

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