Capítulo 10

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—Hija, ¿estás bien? —Mi madre preguntó con el ceño fruncido al pie de las escaleras.

—Sí, lo estoy madre, ¿por qué? —Pregunté sin apartar los ojos de Camila, que bajaba las escaleras frente a mí.

—Tu piel está muy roja. —Respondió ella analizándome mientras me acercaba a ella, sintiendo de inmediato mi rostro. —También estás caliente, creo que tienes fiebre... —Divagó mientras yo era plenamente consciente de lo que me tenía caliente.

—Estoy bien mamá. —Me alejé hacia la cocina, donde Camila ya se estaba sirviendo. —Estaba haciendo un poco de ejercicio antes de que llegara Camila y todavía no me he recuperado. —Mentí, sentándome junto a Camila, viendo su cuerpo retraerse con mi acto.

—Es muy bueno que empieces a cuidarte porque tiendes a engordar y has ganado algunos kilos en los últimos meses.

—No engordé, de hecho, bajé de peso. —Me levanté un poco la camisa para que pudiera ver los huesos de mi costilla que eran visibles, pero me ignoró porque era terca como una mula.

—Engordaste, Lauren Michelle, pero eso es porque sigues llenándote la cara de porquerías. —La llenaba, no me importa. —¿Verdad que engordó, Camila? —preguntó mi madre sentándose frente a nosotras. Camila, que parecía recuperada de lo que había pasado hace unos minutos, me miró de arriba abajo y asintió.

—¡Te ves enorme! —habló burlonamente, con la boca llena de waffles.

—Puede que sea enorme, pero hay mucha gente a la que le gusta mirarme, ¿no, Cabello? —Ella empezó a toser y le di un golpe suave en la espalda.

—¿Quién te está mirando, hija? Es hora de hablar. —Miró a Camila con una sonrisa y apoyó el codo en la mesa y la barbilla en ambas manos. —Camila, ¿no tienes amigas a las que les gusten las chicas para presentarle a Lauren? Parece un bebé de Satanás, pero en el fondo es un amor, ¿no es así, hija? —Se inclinó sobre la mesa con la intención de apretarme las mejillas, pero me aparte sin saber dónde meter la cara.

—Lo siento tía Clara, pero no tengo a nadie a quien presentarle. —Me miró con desdén.

—Lauren lleva mucho tiempo enamorada de una chica, pero no me dice quién es, ¿conoces a alguien?

—¡Madre! Camila no conoce a nadie, ¿por qué lo haría? Solo estamos haciendo un trabajo juntas. —Casi grité, sin mirar a Camila. Mi mamá tenía una boca enorme.

—Baja ese tono para hablarme porque no soy tus amigas. Sinu está de acuerdo conmigo en que ya es hora de que se den la oportunidad de llevarse bien. —miró a Camila. —Cuando Lauren plantó el Lazo de amor para ti...

—¡Madre! —Interrumpí sintiendo que mi cara se incendiaba.

—¿Fue Lauren la que plantó el Lazo de amor? —Sabía que Camila me estaba mirando, pero no tuve el coraje para enfrentarla.

—Sí, ella es la que siempre hace el arreglo con los moños que recibes, ¿no lo sabías? —Cerré los ojos y suspiré.

—No lo sabía, pensé que era usted la que siempre los hacía. —Dijo Camila refiriéndose al banano que había plantado en mi jardín especialmente para ella.

Fue antes de que supiera que me gustaba de una manera diferente. Debería haber tenido unos doce años cuando traté de hacer las paces con Camila, pero no sabía cómo dar el primer paso. Su pasión por los plátanos siempre ha sido evidente, incluso, yo solía hacer desaparecer sus plátanos cuando tenía la oportunidad.

De todos modos...tuve la brillante idea de plantarle un arbol de plátanos, pero cuando nació el primer racimo de plátano, me dio mucha vergüenza entregárselo personalmente, así que creé un arreglo con un moño (otra pasión suya) y lo dejé en su puerta. En los años siguientes, cada vez que la planta de plátanos se renovaba y daba nuevos frutos, yo hacía lo mismo y ella no lo habría descubierto si mi madre no hubiera sido una bocazas.

You Hate Me While I Love You [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora