Capítulo 11

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—¡Kaki, despierta! —gritó mi madre, probablemente desde el otro lado de la casa, pero no abrí los ojos, al contrario, relajé los párpados y metí un poco de saliva en la comisura de la boca simulando baba y seguí "durmiendo". En unos minutos escuché sus pasos dentro de mi habitación.

—Te perderás clase, vamos, sé que no estás durmiendo porque la baba no tiene burbujas. —Cuando escuché esas palabras, me levanté de un salto.

—¿No es sábado? —Pregunté mientras me hacía un moño de alguna manera y fui al baño para darme una ducha rápida.

—Claro que no, todavía es miércoles y tu padre ya se fue a trabajar porque él y Mike necesitaban estar en la empresa antes, tendrás que ir a la escuela en bus porque tendré que trabajar en un proyecto de última hora y no tendré tiempo. —¿Mencioné que mi padre y el padre de Lauren trabajan en el mismo sector de planificación de una firma de arquitectura?

Para mejorar mi vida, mi madre trabajaba como diseñadora autónoma en una oficina dentro de nuestra casa y a menudo, creaba los planes planificados por el sector donde trabajaban mi padre y mi tío Mike. Cuando eso sucedió, los Jauregui y los Cabello se juntaron y me vi obligada a vivir con Lauren más de lo necesario, por no hablar de otras reuniones que no involucraban trabajo, parrilladas, cenas y cosas tan inútiles.

Salí corriendo de la ducha, me puse unos jeans, una remera que me dejaba los hombros desnudos y bajé, recogiendo cinco plátanos en la cocina antes de irme.

Justo cuando cerré la puerta de entrada detrás de mí, miré a la derecha, vi al demonio poseído saliendo del garaje con esa pieza de metal oxidado que ella llamaba motocicleta. Me quedé sin aliento por el susto. La idiota debe haberse considerado la reina de los motociclistas porque solo la montaba con botas y una chaqueta de cuero. ¿Y ese cabello? Parecía haber sido atacada por orangutanes enojados. ¡Ridícula!

Entrecerré los ojos al ver algo muy familiar en su torso y me acerqué a esa ridícula.

—¿No es suficiente con robar los calcetines de los demás, Jauregui? —Se volvió hacia mí con las cejas levantadas, luciendo sorprendida por mi presencia.

—¡Buenos días a ti también, Camz! ¿No sacaste la basura hoy? —Ella sonrió.

—¡Devuélveme mi mochila! —Prácticamente grité, ignorando su pregunta y apuntando con dos plátanos a la mochila en su pecho. Ella miró hacia abajo y se encogió de hombros, primero quitando su propia mochila de su espalda y luego quitando mi mochila de su torso.

—La olvidaste en mi habitación ayer cuando saliste de mi casa con todos mis waffles y me hiciste comer una asquerosa avena. ¿No te diste cuenta de que ibas a la escuela sin mochila? —Sentí que mi cara se calentaba cuando noté que solo me había preocupado por conseguir algo de comer.

—¡Ah, lo que sea! —Contesté tomando la mochila de sus manos, colocándola sobre mis hombros antes de ir a pelar un plátano e ir a la parada del bus.

¡Todo era culpa suya! Si ella no me hubiera besado, no me hubiera olvidado la mochila en su habitación, si ella no me hubiera besado o plantado ese árbol de plátanos, no hubiera estado pensando en ella y me hubiera despertado más temprano para hacer autostop con mi papá y en consecuencia, hubiera podido darle los "buenos días" a mi futuro esposo.

—¿Quieres que te lleve, Camz? —La voz de la idiota interrumpió mis pensamientos y la miré fijamente, con el casco extendido hacia mí.

—No quiero, voy en bus. —Murmuré, poniendo mis otros plátanos en la mochila.

—¿Qué autobús, ese? —Ella señaló con la cabeza hacia la derecha y mi mirada siguió la dirección, viendo el lado del autobús escolar girando en la curva. Cerré los ojos y respiré hondo antes de abrirlos de nuevo y visualizar a la idiota extendiendo un casco y gruñi antes de sacárselo de la mano.

You Hate Me While I Love You [Traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora