Capítulo 2: La otra cara de la moneda.

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Desperté, me dolía la cabeza, sentía mi cuerpo pesado. ¿Dónde estaba? Fue mi primera pregunta, me intente mover, pero tenía las manos atadas y los pies también. Intente romperlo, pero me di cuenta, de que ya no tenía chakra. Cerré los ojos hastiada, y recordé toda la batalla, habíamos perdido... Pero no llegaba a recordar el momento exacto, de hecho, solo recordaba a Sasuke tendido en el suelo, a Naruto... ¡Naruto! ¿Dónde está?... ¡Lucho con la fuerza del Kyubi! ¿Estará bien? Yamato habrá podido llevarle a la aldea... ¿Pero... y si no ha podido? Oh... mierda... Yo era la kunoichi médica del equipo. ¡Porque cojones! Mierda... Otra vez no.

Intente desatarme de las cuerdas con ganas, puse todo mi empeño, sin embargo... Al no tener chakra se me hizo desesperante, y mi energía acabo siendo malgastada. Abrí los ojos con furia, y observe donde estaba, Una pequeña cueva de color marrón, quizás estuviéramos cerca de la salida, no lo sabía. Intente de nuevo quitarme las cuerdas, pero una voz me saco del intento.

-no malgastes energía, Haruno- me dijo Itachi, el cual se vendaba tranquilamente el brazo a unos metros de mí.

-Sasori, y Kisame empeoran- dijo el rubio, estaba delante mía, con sus dos compañeros tendidos en el suelo, gire la vista hacia otro lado.

-tenemos tiempo, no nos buscan.

-tardaran muy poco en recuperarse, Itachi.

-Sasuke está gravemente herido, y Naruto igual.-hablaban entre ellos.

-Naruto la semana que viene estará recuperado.

-Pero Sasuke no, y eso nos da ventaja

-Estas cometiendo un grave error Uchiha, no descansaran ninguno de los dos hasta encontrarme- Brame enfadada. ¿Estaba secuestrada? Sí, eso parecía. Sasuke y Naruto vendrían a por mí estaba segura. Tsunade movería cielo y tierra para encontrarme, como persona y como Hokage. Ella sabe perfectamente lo fatídico que sería si mis conocimientos sobre el sharingan fueran llevados a un extremo negativo hacia la villa, seria la destrucción de esta, si Itachi se apoderara de ellos.

-Tranquila, gatita, guarda tus uñas, y no malgastes saliva, porque cuando vengan a buscarnos, no estaremos.

Nos quedamos los tres en silencio, Mire a Deidara el cual se dedicaba a mandar miradas lascivas hacia mi cuerpo, consiguiendo darme verdadero asco. Mire a Itachi, sus ojos negros me miraron fijamente por un par de segundos, para volver a dedicarse a la venda que comenzaba a cubrir su brazo. Apoye la cabeza en la pared, y busque la manera de quitarme la cuerda que me ataba las manos y los pies, pero era cuerda hecha de chakra, y además pude comprobar de quien era el chakra, pues este ardía bastante. Suspire y me sorprendí comenzando a llorar.

-Deidara, ve al pueblo a ver si puedes robar algo de comer- ordeno el Uchiha.

-Está bien- dijo tras pensarlo un poco- Pero el próximo día iras tú- dijo antes de salir del campo de mi visión.

Seguí llorando para sorpresa mía, hacía tiempo que no lloraba, tanto que había olvidado lo amargo que sentía cada sollozo, el sentimiento de perder el alma en cada suspiro. Llore, y llore, no podía evitar que las lágrimas salieran de mis ojos. Y por un momento recordé, todas aquellas tardes encerradas en mi habitación después de la partida de Sasuke, todos aquellos días llorando, a veces con Naruto, a veces sola. Lo pase tan mal... Que me prometí no volver a llorar, trabaje y trabaje, conseguí hacerme unas de las mejores ninjas en medicinas. Y volví al principió de mi historia, aquí estaba yo, llorando como una magdalena.

-Si lloras tanto, te vas a deshidratar- me dijo, mientras comenzaba a curarse el otro brazo. Le observe durante un rato, sin dejar ningún momento de llorar.

Mi pasión ProhibidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora