Veintidós

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—No me gusta un monstruo feo como tú, y jamás lo hará.

Luego de decir esas duras palabras se fue de allí dejándola sola, Christel rompió en llanto, Seo corrió a abrazarla, sintiéndose mal por todo lo que estaba pasando. Los días pasaban y ella casi ni comía bien, la hermana de su antigua amiga la odiaba y culpaba por lo que había pasado.

Le rogó a sus padres que la cambiaran de colegio, al final ellos decidieron mudarse a Seúl por el bien de su hija, contactaron a un psicólogo para que hablara con ella, quien había quedado traumada ante todo lo ocurrido, despertando todas la noches entre gritos.

Había perdido a su mejor amiga, a su amor platónico, a su antigua y normal vida, odiaba todo lo que había ocurrido y a veces culpaba a su amiga por no haberle dicho nada y haber llegado a ese extremo.

Todo iba bien en su nueva escuela, todos eran muy sociables pero algo malo pasó luego de un mes; Minho, Lee Minho, a quien consideró su amigo, publicó en una web cosas horribles de ella, culpándola de asesina. Todos comenzaron a insultarla y a tenerle miedo, y así siguieron, alejándose de ella por ese estúpido rumor.

Para su suerte, su único fiel amigo Changbin también se mudó allí para hacerle compañía, dijo que jamás rompería su hermandad y que creía en ella y siempre estaría para apoyarla y defenderla. Metiéndose en una que otra pelea por eso, los estudiantes no tardaron en tenerle miedo a él también, diciendo que él había sido su cómplice para tal acto atroz.

Una noche, sintió que no podía más. Odiaba el hecho de que todos le dijeran monstruo y sentía que nunca iba a poder huir de las pesadillas, quería que todo acabara de una vez por todas, quería ser feliz y libre. Caminó sin rumbo fijo, deteniéndose cerca de una colina, miró las casas bajo ella, la caída sería un poco larga, miró a ambos lados de la carretera, no había ningún auto ¿En serio lo haría?

Se subió torpemente al gran bloque que dividía la carretera de la colina, dando una mejor vista de todo. Sus lágrimas no dejaban de salir, y sus sollozos eran muy audibles. Sintió a alguien venir, giró un poco su rostro, mirando a un chico con un gran abrigo y lentes pasar.

Sólo la miró de reojo sin expresión alguna y se dispuso a seguir su camino cuando ella habló:—No intentes hacer nada, ya me decidí.

Él se detuvo y volteó a mirarla.

Aquel muchacho que había salido a dar un vuelta nocturna, escapando de su estricto padre sólo quería paz ¿Tenía que encontrarse a esa loca? Admitía que sentía pena por ella ¿Tan dura era su vida cómo para intentar eso?

Observaba sin expresión alguna a la chica frente a él, quien estaba encima de uno de los muros con intención de saltar al vacío. Metió las manos en los bolsillos de su gran suéter y suspiró con cansancio.

—No intentes detenerme...—sollozó pasando sus manos por su nariz, limpiándose con la manga de su suéter.

—No lo haré, es tú decisión si quieres morir—se encogió de hombros, la chica no esperaba ese tipo de respuesta pero aún así no le importó mucho, ella había ido allí a morir.

—No merezco vivir. Ya no puedo hacerlo... Fue mi culpa, debí haber hecho algo...—lloró
desconsolada, se puso cerca de la orilla, viendo de reojo la gran caída que tendría y tragó grueso.

— ¿Qué esperas? Lánzate—la chica miró sorprendida al muchacho, quien no hacía nada para detenerla.—Todos tenemos problemas en nuestra vida ¿Crees que esa es la mejor manera de resolverlo? Eres una cobarde entonces, lánzate de una vez.

— ¿En serio no harás nada? ¿Qué harías si me lanzo?—cuestionó algo desconcertada, él acomodó sus lentes.

—Seguiría de largo—respondió tranquilamente, ella no podía creer lo que escuchaba.—Ni siquiera te conozco como para ayudarte. Además de que tu decisión fue esa.

—Eres un idiota—gruñó apretando sus puños, de alguna forma sus palabras la enojaron mucho así que decidió bajarse para golpearlo por insensible pero al intentar bajar el pie, cayó torpemente al piso, doblándose el tobillo.—Auch...

El muchacho caminó hasta ella y se puso de cuclillas a su lado, observándola con curiosidad y algo de burla.— ¿Se te pasaron las ganas de morir?

—Cállate...—gruñó molesta viendo el piso, sentía vergüenza por haberse caído de esa forma.

El chico acarició su cabello para luego darle suavemente con sus nudillos en la cabeza, sacándole una queja.— ¿No crees que sería mejor enfrentar las cosas? Deja de ser una cobarde, niña.

Ella sólo se mantuvo en silencio, sus ojos se cristalizaron y poco a poco las lágrimas fueron cayendo, empapando sus manos afincadas en el piso. Él suspiró con molestia, no podía creer lo que iba a hacer; se puso de espaldas tomando las manos de la chica quien comprendió lo que quería, torpemente se subió a su espalda, rodeando su cuello con sus delgados brazos.

—Tu me indicas el camino—habló comenzando a caminar, siempre fue un chico débil respecto a su cuerpo, agradecía porque la chica no fuera tan pesada. 

Ni siquiera sabía porqué hacía eso, quizá se sintió identificado ya que varias veces había llegado a pensar en hacer eso debido a los problemas que tiene en su casa.

Christel le iba indicando el camino, sintiéndose avergonzada por ser cargada por un desconocido ¿A quién se le ocurre? Pero a la vez le estaba agradecida, después de todo la había salvado sin intención. La bajó en la puerta de su casa, ambos se miraron algo incómodos, ella hizo una reverencia como agradecimiento.

—Gracias por salvarme...—murmuró viendo sus manos

—No te salvé, tú no quisiste morir que fue otra cosa—se encogió de hombros

— ¿Me puedes decir tu nombre?—preguntó tímidamente, observando con curiosidad aquellos grandes lentes que ocultaban un poco sus ojos.

—Seungmin, Kim Seungmin—sonrió un poco

—Un gusto. Soy Bang Christel—sonrió de vuelta

(...)

Presente.

— ¿Cómo es que no reconocí tu nombre? ¡Siempre estudiaste conmigo!—exclamó algo desconcertada, él sólo la miraba sin expresión alguna.

—Yo si te reconocí—respondió tranquilamente y suspiró—Pero eras una revoltosa, así que no quise acercarme a ti cuando me di cuenta de que no me reconocías...

— ¿Por qué harías eso?—cuestionó confundida

—Mi vida también es complicada... Por eso no puedo estar contigo—sonrió con tristeza, ella quedó atónita ante eso. 

Él sólo se levantó de la banca y se fue, dejándola sola en ese lugar ¿Qué acababa de pasar? ¿Seungmin la había vuelto a rechazar?

Complicated... [Kim Seungmin]Where stories live. Discover now