Capítulo 17. ¿Te gusto?

1K 106 34
                                    

- La misión ha finalizado, están todos muertos. - Respondió al llamado de la radio mientras inhalaba con dificultad observando la pistola que tenía en el entrecejo acompañada con la gélida mirada de Jack quien apretaba su mandíbula con esmero. 

- Perfecto. - El sonido de la radio interrumpió el silencio que se formó, aquel sujeto comenzó a hablar en ruso con alguno de sus acompañantes mientras se retiraban con aquella mujer. - Nos prepararemos para entrar, usted debe deshabilitar la cerradura desde dentro y darnos autorización, una vez lo haga, su bella hija regresará a sus brazos.

La radio se apagó, el mayor alejó el arma cargada de la frente del anciano dándole oportunidad de inhalar para poder procesar todo lo que estaba pasando; la misión había salido mal, una de las personas más importantes para el pelinegro, su amigo desde hace años, está desangrándose en el piso, sin embargo, este le dio la oportunidad de salvar a su preciada hija. 

- ¡SU CORAZÓN ESTÁ DEJANDO DE LATIR! - El profundo grito de aquella agente fue suficiente para despertar todo el miedo de los presentes.

Las compresiones en el pecho habían comenzado, Michelle respiraba agitadamente mientras presionaba el pecho de su amigo y compañero con ambas manos en tanto tarareaba en su mente la canción "I Will Survive", recordando lo que sus profesores alguna vez le enseñaron al practicar reanimación cardiopulmonar en un intento por salvarle la vida, mientras tanto, el peligris observaba la escena mientras tomaba la mano temblorosa de la única persona que había amado sintiendo como las lágrimas descendían por sus mejillas de forma dramática e imparable, les faltaba el aire a ambos; por su parte, el temible superintendente golpeaba con sus fuertes nudillos la mejilla del culpable, obligándole a escupir sangre mientras impactaba con cada movimiento su rostro.

- Hijo de puta. - Exclamó mientras limpiaba con su diestra el sudor que caía por su frente sintiendo la sangre que emanaba de sus nudillos como resultado de cada golpe. - Ya no volverás a acercarte a mi familia jamás.

Un jadeo escapó de entre los labios ancianos que poseía el sujeto, resquebrajados por el frío, sumidos en el dolor y la perdición; su mirada fue difícilmente enfocada en aquellos ojos marrones que podían hacerte temer con tan solo sentirlos sobre tu piel. Sabía que su vida terminaría ahí, después de todo iba a arrebatarle la vida a un fuerte joven, todo por salvarle la vida a lo único que le quedaba como familia. 

El pelinegro tomó los platinados cabellos del anciano obligándole a levantar la mirada, aquel profundo odio que emanaba de su interior no era ni medio normal, estaba volviendo a ser consumido desde dentro, un sentimiento que era capaz de arrebatarle cualquier rastro de cordura presente en su cerebro; le escupió en el rostro con asco, la saliva recorrió cada facción del hombre cuyas elegantes prendas ahora estaban sucias, la suela del zapato negro de Jack se implantó en su rostro reiteradas veces cada vez con más fuerza pero sin dejarlo inconsciente, solamente lo suficientemente débil como para que no fuera capaz de levantarse por si solo en al menos una semana. 

- ¡¿Conway, quieres dejar a Walter y ayudarme a salvarle la vida a tu hijo?! - Las lágrimas volvieron gangosa la voz de Michelle, pero incluso aquello la volvía más amenazante. - Horacio, q-quedate conmigo.

El ruso observaba los hábiles movimientos de aquella dama, quien buscaba desesperadamente una respuesta, tomó suavemente la mano inerte del moreno y entrelazó sus dedos con los de él, como si esperara una respuesta que no llegaría; solo bastaba con recorrer con la mirada aquellas heridas de bala para recordar el "me gustas, ¿te gusto?", los innumerables abrazos, aquellos solitarios días en el hospital donde lo único que pasaba por su mente era el rostro inexpresivo de Horacio al darse cuenta de que su hermano le había traicionado, el impacto de las balas en sus rodillas, aquel tierno reencuentro en el primer mes del año, después de seis en donde se mantuvieron alejados, su única esperanza pendía de una canción que fue capaz de marcar el corazón de ambos.

La separación - VolkacioWhere stories live. Discover now