Capítulo 15. Perdición

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- Pero señor, hay niños en el búnker. - Respondió intentando buscar otra solución.

- No me importa, solamente quiero que mates a todos aquellos que se encuentran en él, así que haz tu maldito trabajo y acaba con ellos.

- 10 - 4. - El hombre se alejó del clóset y se dispuso a salir de ahí, lo miró una última vez y posteriormente se marchó.

La respiración de Horacio se regularizó por fin ¿Qué era aquello que tenía en sus brazos para ser tan valioso? ¿Quienes eran los que estaban buscándolo? ¿Acaso quieren matarlos? ¿Por qué demonios le dejaron entrar?

Una vez todo estuvo silencioso salió del clóset con cuidado, se sentó en la silla con el escritorio de frente y se dispuso a leer los papeles que tenía en sus manos. Extendió las hojas sobre la mesa y comenzó con la lectura, habían palabras que no eran legibles debido a la tinta que había caído en ellas, en primera instancia logró apreciar un nombre: "John F. Kennedy" acompañado de la reiterada mención a la casa blanca; la carta era de parte de un hombre desconocido al presidente, en ella explicaba con detalles el procedimiento de extracción que se llevaba acabo en el país, cuál era el uso que se le iba a dar a aquellos metales preciosos y joyas, las armas que crearían y una importante mención a energía nuclear. Eso último descolocó a Horacio pues no recordaba que Conway les hablara de energía nuclear entre los archivos que éstos habían extraído del gobierno, sin embargo, solo le faltó continuar leyendo al chico con cresta para entenderlo todo.

"En el búnker encontrarás una pequeña cámara secreta que fue hecha desde el término de la segunda guerra mundial, encontrarás una enorme abertura circular en el suelo, las escaleras parecen no tener fin pero créeme, ni siquiera debes pensar en bajar ahí. Mis ingenieros han trabajado por años en mantener aquel lugar protegido pues contiene enormes cantidades de químicos radioactivos que son extraídos día con día por especialistas, aquellos son tan peligrosos que un simple movimiento en la tierra podría significar la verdadera perdición para el planeta".

El sitio donde se encontraban, aquel lugar que consideraron el más seguro no era nada más y nada menos que una enorme trampa, nada les garantizaba que un buen día éstos explotaran, no había escapatoria para ninguno de ellos.

"Sé que debes tener miedo ahora mismo, no es fácil administrar el lugar más codiciado en el mundo, somos las personas más peligrosas pues no te imaginas la mitad de cosas que podríamos lograr con aquel cargamento pero hay un problema. La esperanza de vida de aquel búnker no supera los doscientos años, el metal se carcome debido a la fuerza de las sustancias, si no paramos la producción a tiempo, paramos de extraer materiales y cerramos aquella gran abertura todos moriremos.

Me están buscando, piensan en asesinarme por traición al querer acabar con algo que podría darle el poder definitivo a los Estados Unidos de América en la próxima guerra. Muchas más personas de las que murieron en las primeras dos guerras perecerán si no destruimos de una vez por todas aquel horrendo lugar.

Existe una forma de poder cerrar el sitio, en el búnker encontrarás una entrada a..."

Le fue imposible continuar con la lectura pues la tinta había borrado cada palabra ahí contenida, tenía en sus manos la clave no solo para salvarse a ellos mismos, sino, muy posiblemente para salvar a todo el mundo, por ello aquellas personas buscaban con desesperación aquel sagrado papel que el moreno de cresta tenía entre sus suaves manos, muy posiblemente no sabían que las palabras ahí descritas habían sido consumidas por un líquido negro hacía muchos años.

Horacio Pérez, agente federal, una persona que había pasado mucho tiempo solo, había enfrentado el miedo como si fuera un viejo amigo y tomaba a la muerte como un desafío, después de muchos años sintió cada una de aquellas emociones inundarle el cuerpo por completo y lo peor es que no estaba seguro de lo que debía hacer a continuación. Cuidadosamente salió de aquella habitación, el cuerpo entero le temblaba, las manos le sudaban mientras guardaba los papeles dentro de su chaqueta para que nadie los viera; comenzó a mirar de un lado a otro en busca de aquel hombre desconocido, al llegar al comedor observó como Jack, Michelle y Gustabo dormían con tranquilidad, poco sabían lo que les esperaría al día siguiente.

La separación - VolkacioWhere stories live. Discover now