Capítulo 7. El reencuentro

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- Volkov, ¿A dónde iremos ahora? - Habló el de cresta mientras caminaban por Plaza Central, dejando a sus espaldas donde se hospedaron la noche anterior.

Habían pasado unas horas desde el amanecer, ambos agentes se encontraban juntos, eran prácticamente inseparables. No sabían a dónde se dirigían, simplemente seguían el sol, de frente, buscando por todos lados a las personas que amaban.

- No lo sé, no se me ocurre nada, no nos queda mucha comida, sería bueno ir a un badulaque...

- ¿Quieres robar? - La mirada de Horacio se clavó en el mayor, era de reproche, después de todo ¿Cómo un comisario que había estado toda su vida de parte de la ley robaría?

- No es robar, solo es tomar lo que necesitamos, además, tal vez no queda ninguno en pie.

- En ese caso, sería mejor ir a la comisaría de la LSPD, deben tener comida ¿no?

- Es muy probable que se la hayan llevado directamente a federal para alimentar a los refugiados.

- Entonces vamos a la comisaría del FBI. - Volkov miró sorprendido a su novio pues no había pensado en ello, además de la mínima posibilidad de que Conway y Gustabo se encontrasen ahí.

Una vez dicho aquello, Volkov alegre de tener una pista del paradero de quienes buscaban, tomó gentilmente la mano de su novio, entrelazó sus dedos con los de él y continuaron caminando con paso seguro hacia aquel lugar.

...

No pasó mucho tiempo cuando lograban divisar a lo lejos el puente que se encontraba cercano a la comisaría, ambos aligeraron el paso para poder caminar más rápido y descubrir de una vez por todas si ellos se encontraban ahí, sin embargo, una vez lograron divisar su destino, se percataron de algo sumamente extraño.

El suelo debajo de la pareja comenzó a temblar, a la distancia observaron escombros que generaban una pesada niebla de cemento y pintura azul, ambos corrieron lo más rápido que sus cansadas piernas les permitieron rodeando los automóviles parados que les bloqueaban el paso, esquivando los postes de luz que caían provocados por el temblor.

Una vez a los pies de lo que aún permanecía del edificio, escucharon toses provenientes del interior, los focos de luz caían y algunos explotaban en un corto circuito provocado por la desconexión de cables.

- ¿Papá?

Un profundo silencio solamente proclamado por las chispas y los golpes secos de los escombros inundó el lugar, hasta que fue interrumpido por un ligero "Horacio..." proveniente de la sala de juntas.

- ¡GUSTABO! - Horacio dejó la mochila que cargaba en la puerta del lugar, justo en la carretera desolada y se aproximó al interior del lugar.

- ¡HORACIO, EL EDIFICIO SE ESTÁ DERRUMBANDO! - El comisario tomó su muñeca impidiéndole avanzar.

- VOLKOV, ES MI HERMANO, TENGO QUE IR POR ÉL. - Así, soltando su agarre, corrió al interior entre los escombros.

Caminó por el interior, resbalando unas cuantas veces hasta caer de rodillas contra un vidrio, provocando que su pierna sangrara.

- ¡Mierda! - Pronunció el menor mientras se ponía de pie. Su novio, al presenciar la escena, corrió detrás de él para intentar ayudarlo, cuando percibió el gruñido de Conway que incluso aplastado por la comisaría, gritó "¡Volkov!" con voz débil.

- ¿¡Conway!? ¡¿Dónde se encuentra?! - Los quejidos inundaron el vacío, el de cabellos grises buscó los ojos de su amado y le dijo. - Iré por él, tú ve por Gustabo.

El menor asintió y continuó caminando con su pierna sangrando levemente através del lugar.

No pasó mucho tiempo cuando escuchó unos quejidos provenientes debajo de escombros en la sala de reuniones, las pantallas estaban caídas, el vidrio de las ventanas estaba regado en el suelo, las sillas estaban rotas debido al impacto. Horacio sumió sus manos en los escombros y comenzó a buscar entre ellos, quitando piedras del montón hasta que logro divisar una mano que pedía ayuda, el menor, completamente asustado comenzó a cavar con sus palmas provocando varias heridas en sus brazos, tomó su mano y logró sacarlo a la superficie lentamente.

La separación - VolkacioWhere stories live. Discover now